Himno a la Noche

poema de Homero Aridjis

                                                                                                                                                                                                                                                                                                 

Georg Philipp Friedrich von Hardenberg "Novalis"

Novalis, Hymnen an die Nacht

A Chloe

 

               I


Desde que murió Novalis

la noche infinita se ha vuelto finita,

la Vía Láctea con sus millones de soles

se ahoga en el horizonte urbano,

 

los miles de rayos visuales

que el hombre arroja

al cielo de cobre,

embisten al ojo,

 

los carros-cucarachas,

con sus ruidos espectrales

y sus flashazos vanos,

anegan los claros de luna,

 

y las cámaras de vigilancia

que retratan tu sombra, poeta,

desvelan los cuerpos invisibles

que imaginó el sueño romántico.

 

Si bien la sonrisa ubicua de la luz

guía tus pasos hacia el alba virtual,

la contaminación lumínica

nos niega la santa oscuridad.

 

Poeta de la Noche,
¿sólo la muerte es la verdadera vida?
¿sólo el no ser es el verdadero ser?
¿sólo el amor virtual es el más profundo amor?

 

Dime, ¿cómo hallar inspiración en un cielo vacío?

¿adónde se ha ido la poesía de la noche?

 

              II

 

La piedra es un pedazo de oscuridad

que el hombre lleva en la mano

para sopesar la noche

 

es un rayo en forma de corazón

que se congeló en la tierra

 

es una imagen que una mano
invisible arrojó al camino
para marcar un paso que no deja huella

 

la piedra es la cuna y la tumba del hombre

 

              III

 

La piedra en llamas
que el volcán aventó al aire
como un corazón de cobre
se clavó en la arena;
la sangre amarilla
que abrasó el herbaje
se quedó en la tierra
como enigma impenetrable,
y después de mil años
de guardar fuegos inmóviles,
la piedra extraña, la piedra entraña,
refulge en mis manos con claridad antigua.

 

              IV

 

Bajo un sol anémico,

sepultureros escuálidos

cavan con pico y pala

la zanja del olvido,
mientras tu fantasma,
Novalis,
pisando el suelo desmemoriado

pasa escupiendo sangre

 

tras del espectro

de Sophie von Kuhn,

la quinceañera tísica,

de pelo rubio y ojos negros,

 

y hoy como ayer,

el ángel de tu vida

danza
en las ondas azules de la nada,

 

pues en la tierra,

Novalis, la muerte,

como el amor,

no envejece.

 

               V

 

El extranjero que de noche anda

con los labios sellados por tanto canto,

habitante de dos mundos, no habita ninguno,

Obscuro loco natus, tiende puentes visuales

sobre el abismo que separa

el supramundo del inframundo.

 

Porque en un principio el poeta

y el sacerdote eran un solo ser,

aunque separados en otras épocas,

sabes aun que el poeta es un sacerdote

y el sacerdote un poeta, y que en ti mismo

se restituyó el orden antiguo de las cosas.

 

La aurora de delgados dedos planta
a la orilla de la luz semillas de oro,
y tú, caminante del orto al ocaso,
vas recogiendo las primaveras efímeras
de lo impalpable, pues tu mirada es más rápida que
tu sombra y tu oído más agudo que el de la serpiente.

 

Mas ante la diosa que sin nombre yace

en los misterios pétreos del camino,
como si tu ser fuera otro enigma,

con una piedra negra en la mano

te pierdes en el alba secreta de ti mismo.

 

              VI

 

¿Veis esta luz?
Es la Flor Azul,
mi primero y mi último anhelo.
Sus hojas han cambiado de color,
pero siguen brillando;
sus pétalos han adelgazado,
pero siguen mostrando
una coloración azul,
su cara tierna.
Si pasa y se pone

no quiere decir que muere;

admirada y soñada,

desnuda y recogida,

habiéndose inclinado

como marchita,

levantará mañana su corola

de indeclinable amor,

para que siga siendo,

como esta tierra,

insegura y perecedera,

bella y divina.

 

            VII

 

Grabado está un enigma misterioso

en los arroyos secos de la piedra.
Al alba se desvelan como un corazón

de rayos tocado por lo Desconocido.
En torno de la piedra, resplandores.

Dentro de la piedra, soles interiores.
En la piedra la luz que se retira,

¿habitará mi corazón su enigma?


Poema de Homero Aridjis
 

Publicado, originalmente, en: Revista de la Universidad de México 105 / creación / Noviembre de 2012 

Revista de la Universidad de México es una publicación editada por la Universidad Nacional Autónoma de México

Link del texto: https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/a7af0c82-4d8f-411d-bb92-e3e69ab0434f/himno-a-la-noche

 

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