San Henri Rousseau

por Germán Arciniegas

Ilustró Eduardo Vernazza

PARIS. — Los ingenuos, los primitivos, los elementales han encontrado en la más digna de todas las galerías de París —la galería Charpentier, frente al palacio del Presidente de la República — la más esplendorosa acogida. Después de la exposición de Toulouse-Lautrec, ninguna otra es tan visitada en París. Los primitivos han inventado su santo: Henri Rousseau, el aduanero. René Rimbert lo representa con su levita burguesa, parado sobre una nube, en la mitad del cielo azul, ascendiendo a la gloria. Arriba, entre las nubes, asoman las cabecitas cinco ángeles, que le esperan: Cézanne, Delacroix, Ingres, Coubert, Renoir. Rousseau ,en realidad, alentó esta pintura ingenua de quienes repentinamente, sin que nada antes les haya puesto en el camino de una escuela de Bellas Artes, se ponen a pintar. Pintan por gusto, cómo ven la vida, el mundo lindo de la banda de música del pueblo, la iglesia con las banderas de Francia, el cocodrilo a la orilla del río.

Rousseau, que ahora está en los mejores museos, no era sino un músico que tocaba la clarineta en la banda militar, cuando la invasión francesa en México. Toda la vida se acordó de aquello. Si estuvo presente en la batalla de Puebla y salió con vida, lo ignoro. Pero si así fue, pudo iniciarse en la pintura llevándole a la Virgen un ex voto. Los ex votos son el comienzo de este arte. La exposición de los primitivos en París tiene como antecedente la de los ex votos realizada en Suiza hace unos meses. El retrato instantáneo de un milagro puede no dar cuenta del prodigio en el sentido teológico de los milagros, pero es un milagro de la pintura. Es la Virgen que baja, a la carrera, del cielo, para darle la mano al niño que rueda del tejado; es Nuestra Señora de Guadalupe que saca al joven de entre los cuernos del toro. Rousseau vino de México a Montmartre, y cuando estaban en pleno hervir los impresionistas, les salió al paso con aquellos sueños maravillosos de la mujer tendida sobre las arenas del desierto, con la luna al fondo enorme y blanca, la citara y el cántaro al lado, y el león que la vela, como un monje melenudo, de ojos fosforescentes. Todo, un cuento infantil. Esos cuadros de Rousseau fueron milagros. Y seguimos viéndolos en los museos como obras de encantamiento. Ante ellas podrían quedarse en éxtasis Cézanne, Delacroix, Ingres, Coubert, Renoir...: los cinco ángeles de Rimbert, ángeles de cuello y corbata.

Le han preguntado a Michel Skliar cómo se entregó la pintura. Ha dicho: "Lo más natural: trabajaba yo en una empresa de transportes y me encargaron de cobrar una factura a un cliente difícil del Faubourg St. Honoré. El tipo era duro y no había nada qué hacer. Por distraerme, vine a esta galería Charpentier, y por primera vez en mi vida vi una exposición de cuadros. Me quedé atónito viendo uno de Gauguin. Sin darme tiempo a volver del sobresalto, de regreso a mi casa compré una caja de colores y unos pinceles. Mi mujer demoró en llegar esa noche, y tuve tiempo para pintar mi primera tela”.

Ilustró Eduardo Vernazza (Uruguay)

Una historia parecida refiere Emma Reyes, la pintora colombiana, cuyas palabras están recogidas en el catálogo de la exposición. Emma había ido casi a pie de Colombia a Buenos Aires, vendiendo emulsión. Un día, en Buenos Aires, entra por primera vez en una exposición, y queda deslumbrada. Salió de allí a pintar. Las dos primeras obras que hizo, y que marcan el principio de su carrera están ahora exhibiéndose en la Charpentier; son dos escenas de la vida elemental que ella había visto y vivido en el Chaco paraguayo, su infierno verde-niño.

Un francés presenta entre otras cosas un paisaje de Panamá: con río y caimán en la orilla. —¿Ha estado usted en Panamá? le preguntan. —No señor: eso lo vi en un tarjeta postal... La confesión es hermosa. También Utrillo pintó algunos de sus rincones siguiendo las tarjetas postales. No porque no tuviera a la vista los rincones. Pero... ¡las tarjetas postales son tan lindas!

El pintor más “comprometido” de la exposición es, se dice. Henri Troillard. El explica así su cuadro de las palmas, que hubiera envidiado el más idealista de los escépticos: El águila blanca, a la izquierda, representa la América. El oso blanco a la derecha, es Rusia, con el cuerno de la abundancia. ¿Promesas? ¿Amenazas? No se nada. A lo lejos están las pirámides, es decir: Egipto. El niño que está en el centro, que sale hasta el cuello del seno de la Esfinge, es Europa. Arriba, volando, la paloma de la paz no sabe dónde colocar la rama...

El más genial de los primitivos que he conocido es un loquito de Bogotá llamado Manuel Católico. Hacía unos cuadros representando escarabajos, llenos de ternura, que arrullaban aeroplanos y locomotoras, o finísimas esculturas en objetos que sacaba del muladar. Ni Chagall ha producido cosas semejantes. Manuel Católico fue a dar al manicomio. La verdad es que tenía sus ideas Una vez, mientras llegaba el momento en que lo recibiera — entonces yo el ministro de Educación—, le soltó a mi digna secretaria esta declaración: “Señora Cecilia, yo necesito engendrar en usted...” Era un hombre de una sinceridad espantable.

Henri Rousseau from Museo Guggenheim Bilbao on Vimeo.

 

#LearnFromMasters #FrenchPainter #NaiveArt

Henri Rousseau: A collection of 140 paintings (HD)

Publicado el 23 feb. 2018
BOOKS about Henri Rousseau: [1] RECOLLECTIONS OF HENRI ROUSSEAU by Wilhelm Uhde & Nancy Ireson --- https://bit.ly/2KRKXr5

Germán Arciniegas (Colombia)

Ilustró Eduardo Vernazza (Uruguay)
(Exclusivo para EL DIA)

Suplemento Dominical (Huecograbado del diario El Día de Montevideo - Uruguay) s/f

 

Ver el blog

Catálogo pinturas y dibujos del artista de Uruguay Eduardo Vernazza por el cineasta Dennis Doty (Irlanda/Estados Unidos)

 

Dennis David Doty en Letras Uruguay

 

Editado por el editor de Letras Uruguay

Email: echinope@gmail.com

Twitter: https://twitter.com/echinope

facebook: https://www.facebook.com/carlos.echinopearce

Linkedin: https://www.linkedin.com/in/carlos-echinope-arce-1a628a35/ 

 

Métodos para apoyar la labor cultural de Letras-Uruguay

 

 

 

 

Ir a página inicio

 

Ir a índice de crónica

 

Ir a índice de Germán Arciniegas

 

Ir a índice de autores