Noemí Ulla, Juego de prendas y los dos corales

Ediciones Simurg, Buenos Aires, 2003
Helena Araújo

Estudiosa de la obra de Silvina Ocampo, a la cual ha dedicado más de un ensayo, Noemí Ulla asume la misma habilidad para el cuento, y si no tiende al género fantástico, sí hereda cierto desenfado, cierta inocente ilegalidad. Aquí, una narrativa de monólogos y diálogos fortuitos alterna ambientes domésticos o rutinarios con espacios dignos de elites cosmopolitas. Espontánea siempre, la narradora puede distribuirse en viajes, paseos, caminatas, salones, alcobas o comedores, rodeándose de gente ingeniosa y culta o de personas sometidas a una tierna cotidianeidad.

La experiencia urbana parece inspirar a las mujeres: si una evoca en Venecia “hebras de cristales coloridos” (pág.16), otra se maravilla en Berlín ante los prismas hexagonales de las lámparas del sitio donde trabaja o ante los relojes que en cada calle y cada esquina marcan la hora. Luego  –¿quién lo hubiera creído?–   las protagonistas de estas peregrinaciones van asemejándose a congéneres que en el territorio argentino o uruguayo intentan superar los traumas de un régimen totalitario. Allí, a lo largo de encuentros y desencuentros entre familias, comparsas y cofradías, se opera una reconstitución de escenas, una recuperación intermitente de la cadena temporal, una nostalgia que concede intensidad afectiva, abarcando lo lírico y trascendental, lo banal y desechable. Poco a poco, en las conversaciones, las vivencias surgen y se imponen, insertándose en escenas recientes. Así, una soltera simpática se atreve a explicar por qué a su amigo: “le divertía la búsqueda de la calzonette lo mismo que a mí sus aventuras de viaje, que siempre tenían algo de cómico, aunque en ese tiempo estuvieran empezando a preocuparnos los relatos aislados y sigilosos sobre las personas que desaparecían (pág. 96). Y una cierta jurista en trance de divorcio osa comunicar a su entrevistadora:La retórica del Derecho es un libro que se ha vendido porque este país soportó muchos años de dictadura militar que nos invadió la vida, la muerte, el derecho, la cocina, la cama” (pág. 102).  Así, tan inteligentes como lúdicas, las protagonistas indican recuerdos oscuros o premoniciones gozosas. Finalmente, ¿qué impide a la empleada de una lavandería porteña declararse madre soltera?, ¿a la farmaceuta de un barrio elegante renunciar al lesbianismo? ¿a una joven artista disfrutar de un ménage à trois? Enigmáticas siempre, discretamente libertinas, bohemias o librepensadoras, unas y otras parecen ajenas a prejuicios y convenciones. ¿Negarlo? Su semántica cómplice absuelve las conductas de los personajes. Con un ritmo siempre ágil y un discurso tan fluido como envolvente, Ulla capta y maneja subjetividades femeninas que surgen, oscilan, pierden o ganan en el acontecer histórico y social. 

Noemí Ulla (Argentina) ha publicado, entre otros, las novelas Los que esperan el alba (1967) y Urdimbre (1981), los libros de cuentos Ciudades (1983) –traducido al francés– y El Cerco del Deseo (1994). Entre sus ensayos está Invenciones a dos voces: ficción y poesía en Silvina Ocampo (1992). Ha sido becaria del Servicio Alemán de Intercambio Académico y de la Casa de Escritores Extranjeros y Traductores de Saint-Nazaire, Francia.

Por Helena Araújo
CVC – Centro Virtual Cervantes (España)
Lunes 14 de agosto de 2006

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