En el día 366 del año 
Maritza Álvarez

En el día 366 del año

 

En la noche efímera me siento

y me contemplo.

Me contemplo.

Puedo ver la inquieta semblanza

mientras por la ventana

vuelan raudos los lápices

delgados

delicados

Como tú.

Como todo lo que pasa.

En ese colgajo está la que espera

y sentada en el alma la que sueña.

Dulces raíces

cimentadas

plantadas

hechiceras como la noche.

Como esta noche.

Esta noche me contemplo

y me escucho y me engaño.

En mis entrañas voces encontradas:

No pediste nada.

Alargo y alargo los pasos

y los plazos.

Sueño en la noche acanalada

distante y cercana.

Al alcance el alba

y las decisiones.

Canto muchas canciones.

Los diseños se hicieron esperma caliente

ruda

cansada de labores

Quemó todo antecedente

muy prudentemente.

Y los rumores fueron acallados

cortados

censurados

Y el temor teme no ser suficiente

y caer en el inconsciente

vulnerando su palabra empeñada

Y teme no estar presente

en los brazos estirados

amplios

alargados

desesperados

ni en los florecidos cardenales

Las manos abiertas

congeladas y sucias

ya no harán ninguna fiesta.

Cenicientas

establecerán sus normas

sus razones

Y pregunto por el tiempo

y pregunto cuánto

Interrogo a las duras dudas

y a los duraznos maduros

No caí en cuenta de su color.

Pienso si el mañana caerá delante mío

y todavía la tibieza…

y todavía la llama

esa llama que te llama

y que te extraña

En la cabeza inquieta

señalando calendarios

los plazos no llegan.

A otra casa se fueron

los espíritus calmados

la hipocresía del talante

aunque te hable en tu habitación distante

Alcanzarte quiero en el día 366 del año

Quizás en un 45 de febrero

y decirte feliz que todo se ha alcanzado:

el vástago verde

Y el atardecer anaranjado

Muñeca feliz que sueña

con la niña que la ha buscado

O una esquela celeste y rosa

o un corazón engalanado.

Rústica rareza, leve, enredadera,

Esperanza, suplicio, la espera.

Torre fuerte, alabanza y un leve grito

La mujer que dio a luz

y las palomas que anidan en mi pecho

y el abrigo cálido de la noche.

De esta noche.

De este silencio.

Y me contemplo.

Y siento.

Y espero y renuncio.

Y amanezco al día.

Seis de la mañana y una rosa.

La canción metida entre mis cosas.

Maritza Álvarez - Enero 2009  
maritzaalvarezvargas@hotmail.com
 
mary2764@gmail.com 

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