Mística y Poesía

"Nosotros no somos ángeles, sino que tenemos cuerpo"

ensayo de María Auxiliadora Álvarez

José Ángel Valente

La poética del eros ocupó en la obra de José Ángel Valente un período tan consistente como el de su indagación espiritual. Al igual que la dinámica utilizada por San Juan de la Cruz, la poética de Valente relaciona, procesa y amalgama recursos de distintas procedencias para repotenciar la carga simbólica del mundo físico. Si bien en el caso de San Juan el procedimiento acusa una función radicalmente espiritualizada, en el caso de Valente las ecuaciones se suceden de manera paulatina, incurriendo intermitentemente en preocupaciones más humanas.

Junto a la honda reflexión espiritual, el tema del deseo fue una vertiente constante en su obra poética, en su obra ensayística, y en su concepción de la vida: “La especie sólo se hace verdaderamente humana en la medida en que perpetúa el deseo y éste, a su vez, sólo es humano cuando es deseo del otro, deseo de ser deseado o reconocido. Deseo de querer ser”. Al destacar la diferencia (o progresión) entre el “deseo de ser deseado o reconocido” y el “deseo de querer ser”, el autor establece una analogía entre la dinámica del deseo humano y la dinámica del deseo místico, “llegar a ser el otro de quien no tiene otro, del non-aliud, de aquel cuyo ser consiste en ser sin que nadie sea el otro de sí”. Este  “llegar a ser” implica el deseo de ser reconocido o incorporado a sí por Dios, que es el otro por antonomasia, con la salvedad de la imposibilidad de una reciprocidad nivelada en términos de igualdad: “Al igual que el Cantar, el Cántico espiritual es sin duda, el poema de la unión, pero acaso sea todavía más, el poema de la infinita perpetuación del deseo” (Variaciones entre el pájaro y la red).

En forma sintomática a esta conciencia de la “perpetuación del deseo”, la poética de José Ángel Valente inicia un tránsito de intensa expectativa corporal-espiritual a partir de su primer libro, A modo de esperanza, 1955, impulsado por una clara intuición sobre la ceniza inicial (no final) de la idea corporal que cuestionará de allí en adelante todo signo o semblanza de instrumentación: “Aunque sea ceniza cuanto tengo hasta ahora,/ Cuanto se me ha tendido a modo de esperanza”. La búsqueda de otro modo más plausible de sobrevivencia  en la esperanza volvió a hacerse presente en el siguiente libro, Poemas a Lázaro, 1960, donde se destaca la sugestiva alegoría bíblica de la resurrección.

Posteriormente, y durante más de cuarenta años de producción consecutiva, la raigambre filosófica del corpus poético valentiano continuó a debatirse sobre el tópico de la dicotomía cuerpo-alma bajo una apremiante necesidad de re-aprehender y consustanciar la realidad de una idea de trascendencia más integrada. El procedimiento (de forma y fondo) que utilizó Valente de reunir para diluir semejó una suerte de alquimia de desaparición o fulguración auto-disolutiva. Esta singularidad de vuelco y nuevo alumbramiento, que signa también y no por casualidad al proceso espiritualizador, se emparenta con lo que Andrés Sánchez Robayna ha querido definir como “espiritualidad poética” para re-denominar a la antigua mística en el contexto contemporáneo.

Aún así, no todo fue certeza espiritual en el largo y fecundo transcurrir de la obra valentiana. En el libro Mandorla (1982), el autor se planteó la intensa relación orgánica entre la blasfemia y la plegaria: “madre oscura, blasfemia, madre de la plegaria”. Mas esta amarga etapa fue luego sobrepasada por tópicos y tonos reconciliados en abundancia con lo supraterrenal: “Es ahora la hora/ de sacudir la raíz/ y volverla hacia el cielo” (La memoria y los signos).

La poesía de Valente se ocupó del trasunto de la experiencia espiritual pero también de su relación con la experiencia erótica. Y de sus muchos ensayos dedicados a las ideas espirituales reverberan frecuentes alusiones a la semejanza genesíaca del hombre con Dios en el acoplamiento sexual de la Cábala, o a la unión entre el deseo humano y el amor sacro en el culto a Krisna. Valente también aborda la recepción del Cantar de los cantares desgajado del símbolo espiritual en la antigüedad hebrea y la interpretación del Cántico espiritual de San Juan de la Cruz en el mismo sentido, según la pormenorización textual de una parte de la crítica occidental. En su largo ensayo sobre Santa Teresa de Jesús, Valente desglosa cuidadosamente las reflexiones de la santa sobre el tema: “Nosotros no somos ángeles, sino que tenemos cuerpo” (Las moradas) y también se interna entre los meollos de la tradición grecolatina en búsqueda de referencias y aclaratorias específicas: “no encontramos en los Padres la oposición entre eros y ágape. No es necesario aplastar el eros sino, por el contrario, liberarlo (…) Igual que en el escenario insólito del Tabor, el cuerpo participa plenamente en el esplendor y la gloria de lo divino” (Hermenéutica y mística).

Inclinado naturalmente al ámbito de la Cristiandad por procedencia cultural, San Juan de la Cruz, el doctor de las nadas y de las noches, se constituyó en uno de los más profundos veneros de José Ángel Valente. La necesidad trascendente se mantuvo latiendo desde el principio hasta el final de su vida, incluyendo en su último y póstumo libro, Fragmentos de un libro futuro (2000), un sugerente epígrafe de Juan Ramón Jiménez: “Dios del venir, te siento entre mis manos”. Y en este sucinto resumen de su largo e interrogativo discurso interior, Valente sobreimpone definitivamente la instancia divina al expectante recipiente del cuerpo.

Encuentros con las letras - José Ángel Valente - 02 oct 1980
Entrevista al poeta José Ángel Valente sobre su generación literaria (Grupo de los 50), el exilio y su obra poética.
El director Carlos Vélez y los colaboradores habituales del programa charlan sobre la obra y muerte, acaecida en argentina unos meses antes, del poeta de la generación del 27 Juan Larrea. Asiste como invitado Cristobal Serra, que ha realizado la edición del libro de Larrea 'Ángulos de visión'

 

ensayo de María Auxiliadora Álvarez
publicado, originalmente, en Periódico de Poesía No. 37 / Marzo 2011

Link del texto: http://www.archivopdp.unam.mx/index.php/1688

Periódico de Poesía es una publicación editada por la Universidad Nacional Autónoma de México

 

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