Topología celeste
Héctor Alvarez Castillo

Los Teólogos equivocaron la ubicación del cielo, del purgatorio y del infierno. Error difundido por superstición, prejuicio o costumbre que la Fe jamás se atrevió a corregir. Esta histórica y humana tergiversación del Credo expresa que el purgatorio se halla entre el cielo y el infierno, y que es el sitio al cual se retiran las almas para sanarse, no por castigo, acción que sí acaece en el lugar que en nuestra lengua lleva nombre similar al de enfermo y que Dios, con delicadeza, creó para ese fin. No siendo la ubicación del purgatorio la que hasta hoy se consideraba como auténtica, se percibe que en realidad a las puertas del cielo está el infierno y que, entonces, sólo y tan sólo debajo de él —por designar alguna determinación física accesible al entendimiento humano—, se encuentra el purgatorio. Los que no logran permanecer en el cielo caen abruptamente al infierno, arrastrando con ellos piedras y otras molestias que no son más que obstáculos, memoria y tormento para esos desgraciados. Ellos saben que desde cualquier punto de las galerías del infierno se contempla el infinito cielo, y esto los abisma hasta el horror, horror que ni la Santa Inquisición fue capaz de atisbar. Del purgatorio, algunos místicos han divulgado —tal vez presos de conducta herética— que por él no se va hacia ninguna parte; pero, merced a la ciencia y con una mano puesta sobre el corazón, debo confesar que es casi seguro que esto no sea motivo que interese ni a los del cielo ni a los ímprobos del infierno.

Palermo, septiembre de 1994

Metamorfosis
Héctor Alvarez Castillo

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