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España de la desmovilización a la movilización social. 1939-1945 Lic.
María
del Carmen Alba Moreno Departamento
de Historia. Universidad
de La Habana |
Introducción Después de la derrota sufrida
por los republicanos en la Guerra Civil se instauró en el poder español
una dictadura dirigida por Francisco Franco, iniciándose así el Régimen
Franquista que se prolongó hasta 1975. Desde el propio año 1936 Franco,
recibió el apoyo de la Falange, la Iglesia Católica y las potencias
fascistas que aunque fueron derrotadas en la II Guerra
Mundial, ello no impidió que su gobierno permaneciera hasta su
muerte, sustentado en una correlación de frentes internos y externos que
así lo permitieron. Característicos de todos
estos años fueron la represión, el anhelo imperial y la elevación a
planos superiores de los cánones morales de la Iglesia, todo lo cual
unido al impacto que la Guerra Civil
produjo en las mentalidades, condujo a la paralización o
desmovilización social que fue desmontándose paulatinamente desde fines
de la década del ´50 en consecuencia con la flexibilización del régimen
y los cambios de la posguerra mundial Para la investigación de
cualquier tema referente al franquismo, por su larga duración y las
diferentes variantes que fue adoptando, es necesario recurrir a una
periodización. Casi todos los autores coinciden en dividirlo
en dos grandes etapas: la primera que abarca de 1939 a 1959,
definida por la autarquía y la represión y refleja en la debilidad
opositora y un aislamiento social, aunque los años ´50, llamados “década
bisagra” implicasen el inicio de algunas transformaciones que comienzan
con una apertura internacional. La segunda
etapa que va desde 1960 a 1975 se distingue por el desarrollo económico y
la ascendencia de movimientos sociales como resultado de los cambios que
se fueron generando. Este trabajo pretende
centrarse en el estudio de la sociedad cuya característica general fue la
desmovilización en la primera etapa y una lenta pero ascendente
movilización en la segunda. Por desmovilización se
entiende la paralización social como consecuencia de la represión y la rígida
estructuración impuesta por el franquismo que implicó una ruptura con la
realidad política. Mientras que por movilización consideramos la oposición
de determinados sectores sociales al régimen y se expresa a través del
crecimiento de su politización. Encontró su génesis en la modernización
de las estructuras económicas y sociales y se manifiestó en la lucha
abierta o encubierta contra el régimen
de Franco. Las investigaciones realizadas
sobre el período franquista
son abundantes pero casi todas se
concentran en el aspecto económico,
por las implicaciones que trajo para el capitalismo español la expansión
de los años ´60. También son muy abordados los temas referentes a la
política; dígase la legislación o la represión o la atractiva y
contradictoria personalidad del caudillo. Ante la insuficiente historia
social pensamos que es imprescindible dedicar un espacio a la cuestión
social, pues fue ahí donde se reflejaron con particular nitidez las
consecuencias de las transformaciones que experimentó la dictadura. Los procesos de desmovilización
y movilización, aunque contradictorios, son consecutivos y el estudio de
sus causas permite explicar la situación interna de España y por tanto
la prolongada duración del régimen
que, sin perder sus principios esenciales, supo adaptarse a las diferentes
condiciones que se le fueron presentando. Aún así mantuvo un sistema
represivo bien encaminado a ahogar cualquier intento de oposición interna
provocando una situación de sujeción social que se manifestó casi por
20 años. Pero al mismo tiempo la flexibilidad política que lo fortaleció
en aspectos como el económico o el internacional, conllevaron a que la
sociedad poco a poco se fuera recuperando del inmovilismo y comenzara a
exigir transformaciones democráticas. Además en el período en que
se manifestó la movilización surgieron organizaciones políticas que
junto a otras que ya existían desde etapas históricas anteriores,
jugaron un papel de primer orden en el momento de la transición a la
democracia. En la actualidad muchas de ellas conservan su influencia política,
también hay otras como ETA que por lo polémicas que resultan, siguen
siendo protagonistas en la noticias de la prensa mundial. Fundamentos y evolución
del Nuevo Estado Franquista 1.1
La Guerra Civil: génesis del franquismo La proclamación de la Segunda República[1] en 1931 trajo importantes cambios dentro de la sociedad española. Este hecho recibió un gran apoyo de los sectores populares quienes fueron muy favorecidos por las medidas que ese gobierno emitió. Ante esta situación, España se fue dividendo en dos grupos: las fuerzas republicanas, representantes de las concepciones revolucionarias de izquierda y las fuerzas de la reacción, aspirantes a mantener las antiguas condiciones. Por esta razón ambos grupos se enfrentaron en una Guerra Civil que se inició a través de una sedición militar del bando derechista el 18 de julio de 1936. Durante la contienda se establecieron dos Estados paralelos, el republicano y el nacional[2], dirigido por Francisco Franco. Este último contó con el favor de las potencias fascistas, lo que ayudó entre otros factores, a su victoria. En la zona sublevada se creó, al inicio de la conflagración, la Junta de Defensa Nacional como órgano de dirección del país “…que proclamó a Franco como Generalísimo de los Ejércitos y Jefe de Gobierno”[3] quien en octubre de 1936 la transformó en la Junta Técnica del Estado. Este organismo poseía un carácter marcial. En el orden judicial se estableció el Tribunal de Justicia Militar que dirigió sus acciones contra los republicanos. Por su parte la Iglesia Católica que se había visto afectada duramente por las medidas laicas de la Segunda República, apoyó incondicionalmente la insurrección, prueba de ello fue la “Carta Pastoral Colectiva del Episcopado Español” “publicada el 1 de julio de 1937 (…) El documento justificaba la sublevación militar, por considerarla capaz de eliminar el comunismo“[4] Esto le proporcionó a los franquistas el soporte de una importante porción del pueblo dada sus profundas raíces católicas. A cambio, la Iglesia recibió grandes privilegios dentro de la sociedad con la promulgación de medidas que la favorecieron y la anulación de otras que habían sido decretadas por el Gobierno republicano, como fueron las leyes de Matrimonio Civil y de Divorcio. En 19 de abril de 1937 Franco decretó la fusión de los partidos políticos[5] que mayormente apoyaron el alzamiento en el Partido Falange Española Tradicionalista y de la Junta Ofensiva Nacional Sindicalista (FET de las JONS), quedando esta nueva organización bajo su mando. El decreto hizo de la FET de las JONS un partido único y oficial, a la vez que prohibió la existencia de otras estructuras políticas ajenas a su competencia. Esta nueva organización tuvo dos objetivos esenciales, unificar a las distintas fuerzas de derecha en la zona nacional y proporcionarle al alzamiento una estructura “única con la cual convertiría a este en una empresa política”[6] En el orden laboral se empezaron a establecer las primeras leyes que estructuraron posteriormente el nacional-sindicalismo[7]. En 1937 se reorganizó el Sindicato Estudiantil de la Falange (SEU)[8] el cual fue adquiriendo importancia dentro del marco universitario hasta que en 1944 se declaró obligatoria la filiación a él. En enero de 1938 se creó la Organización Sindical Española (OSE) que fue controlada por la Falange “… Dicho control previsto en los estatutos de unificación de la FET de las JONS”[9] fue confirmado por el Fuero del Trabajo que se promulgó el 9 de marzo de 1938, en el se instauró el sindicato vertical definiéndolo como una asociación de empresarios y trabajadores sin distinción de clases y la declaración XI estableció que las huelgas u otra manifestación de oposición en el campo laboral sería considerada delito de lesa patria. Con estas leyes se logró el encuadramiento de la sociedad en una organización vertical que garantizó su control. Este aparato se fue perfeccionando a lo largo de toda la etapa franquista. La ley de administración del Estado del 30 de enero de 1938 nombró a Franco “Jefe directo de gobierno pues preside el gobierno de la nación. Le corresponde la suprema potestad de dictar normas jurídicas de carácter general previa deliberación del gobierno “[10] con esto el dictador se hizo de un poder unipersonal que le permitió regir el país hasta su muerte. Así se fue conformando el franquismo como “…un sistema ideológico (…) cuyos principios inamovibles fueron patria, religión, orden y unidad. Este sistema fue mantenido sobre la base de ajustes y cambios en la organización del Estado, de acuerdo con diversas circunstancias de orden interna y coyuntura internacional[11]. Cerrando el período de Guerra Civil el gobierno franquista dictó la Ley de Prensa (1938). A partir de aquí el Estado pasó a controlar la cultura dotándose “de un importante aparato de medios de comunicación (…) de propiedad pública y a su servicio”[12].Además esta ley implantó la censura previa de toda la prensa aunque no fuese propiedad estatal. El monopolio de la información le permitió al franquismo instituir una cultura oficial y evitar la propaganda de opiniones contrarias a su doctrina lo que alejó a la población de las preocupaciones políticas, hecho que favoreció el establecimiento y consolidación del régimen. A la par de esta actividad legislativa se fue conformando el Nuevo Estado[13].La represión en la zona dominada por los nacionales se extendió y golpeó duramente, principalmente en los campos: los paseos fueron una de las prácticas más comunes: “…elementos civiles partidarios del nuevo régimen (…) llegaban a casas y cárceles, cargaban sus camiones con mercancía republicana y la liquidaban en cualquier descampado o carretera con total impunidad. En esta represión no se ventilaban enfrentamientos ideológicos, sino profesionales, afectivos, económicos etc.…”[14] De forma general este fenómeno no se daba al margen del control del gobierno nacional, más bien fue una estrategia dirigida a atemorizar a la población y que ejercería pronto sus efectos. 1.2
El Régimen de Franco: sus características
1.2.1
El aislacionismo de los años ´40 Al terminar la guerra, España
quedó en una ruina económica ya que
se destruyeron
importantes sectores de su funcionamiento. Los más afectados fueron los
ferrocarriles, el comercio exterior y la agricultura la que se descuidó
durante los 3 años de contienda. Por su parte el régimen franquista,
recién estrenado en el poder, no tuvo otra opción que aplicar una política
económica autárquica debido a la situación de relativo aislamiento que
vivió en el período de la década del ´40. No obstante, en
los años que mediaron entre 1939 a 1942, Franco contó con el
apoyo de las potencias fascistas por lo que su primera estrategia para la
economía estuvo muy influida por esta tendencia: “al presentar la
ideología oficial elementos tan característicos como (…) el
antiliberalismo y la supeditación de la economía a los fines políticos,
con preferencia de (...) los valores rurales frente a la industria y las
pautas urbanas…”[15] Con esta política se pretendió
una estabilización económica que sacase al país de la crisis provocada
por la Guerra Concluida la Conflagración mundial el régimen quedó en una situación
internacional muy delicada, aislado casi por completo, sancionado por la
ONU y sin poder beneficiarse de las ventajas del Plan Marshall[16] , lo que llevó a reforzar la política de autarquía,
que se presentó ante el
pueblo como una necesidad patriótica, “Los principios básicos de la
autarquía fueron el aumento de la producción interior para disminuir las
importaciones y el control de los precios de los productos de consumo básico.
Se estatizan servicios fundamentales
como los ferrocarriles “[17] Pero la realidad demostró que
esta estrategia económica “solo se logró
de una forma muy parcial, así las malas cosechas obligaron
a incrementar fuertemente las importaciones de trigo en el período
1941-1945 y otros productos básicos (...) ante la imposibilidad de
sustituirlos…”[18]. Aunque de manera general la actividad industrial
sí estuvo muy controlada La intervención estatal en la
industria se basó en la reglamentación de
la inversión privada y se limitó la intervención extranjera en
las empresas, además se creó el Instituto Nacional de Industria (INI) a
través del cual se hicieron la mayor parte de la inversiones estatales en
aquellas ramas productivas que se consideraron de interés nacional o que
no resaltaron atrayente para la iniciativa privada. En el plano agrícola
se fundó el Servicio Nacional del Trigo
“…tuvo
el doble propósito de regular las
dificultades de cultivo y adquirir cosechas a precios estables (…). La
intencionalidad política era lograr la adhesión incondicional de un gran
número de pequeños propietarios de la meseta norte(…) La consecuencia
inmediata fue la proliferación de un mercado clandestino de cereales(…)
conocido como estraperlo Este
mercado entre 1939 y 1950 comercializó el 56,73 % del trigo, frente a
43,27 % del comercio estatal”[19] Para la
población se implantó una cartilla de racionamiento el 14 de mayo de
1939 lo que trajo como resultado un suministro anormal que contribuyó a
ampliar el mercado negro o estraperlo. El efecto de la autarquía y
la estabilización económica fue el mantenimiento de España en una
situación de pobreza crónica ya que por una parte el poco desarrollo
trajo un amplio desempleo, el que unido a los bajos salarios, motivó una
amplia emigración. La misma se conjugó con las pérdidas humanas
ocasionadas por la represión y la guerra, en un país que necesitaba
reconstruirse por lo que no contó con mano de obra suficiente. Por otra
parte, la imposibilidad de invertir trajo una acumulación de capitales
por los empresarios que en los años ´50 y ´60 jugaron un papel muy
importante en la expansión de la economía. En el aspecto político el
gobierno franquista legalizó con urgencia
la represión contra todos aquellos que de alguna manera tuvieron
participación o simpatía hacia la Segunda República.
Desde el 9 de febrero de 1939, antes de haber dado oficialmente por
concluida la contienda[20], se dictó la ley de Responsabilidades Políticas
mediante la cual se crearon tribunales especiales para juzgar delitos
tales como la afiliación a
logias masónicas u otras agrupaciones de carácter político. Este
reglamento tuvo un carácter retroactivo hasta el 1 de octubre de 1934
para incluir al movimiento revolucionario que había tenido lugar por
entonces en Asturias. El 1 de marzo de 1940 se promulgó la ley de Represión
de la masonería y el comunismo que declaró ilegal
la afiliación a cualquier organización con un contenido ideológico de
este tipo. Y por último en 1941, el 29 de marzo
se anunció la ley
de Seguridad del Estado que en apoyo al Fuero del trabajo, declaró
la huelga como delito de lesa patria; fue incorporada al código penal de 1944. Estas leyes tuvieron su forma de aplicación de la manera más cruenta y brutal, a la vez que sirvió para ahogar cualquier manifestación de protesta sobre todo en el movimiento obrero, el cual quedó prácticamente destruido. La imposición del nacional sindicalismo también influyó en la desarticulación de la oposición proletaria, que se conformó a través de una extensa legislación que comenzó con el ya citado Fuero del Trabajo el cual se perfeccionó con las leyes de Unidad Sindical (26 de enero de 1940) que declaró a FET de las JONS como la única organización reconocida por el Estado y aclaraba que no se admitiría ninguna otra que tuviese fines similares. También en ese año se regularon las Magistraturas del Trabajo que cumplieron la función de árbitro y pudieron ser utilizadas tanto por empleados como por patrones como vehículo de denuncia. “Con las magistraturas (…) se respondió (…) a la concepción verticalista que de la sociedad tiene el nacional-sindicalismo: ignorancia de la lucha de clases, la protección de derechos laborales y la conciliación de intereses de obreros y empresarios…”[21] En diciembre de 1940 se dictó la ley de Bases de la Unidad Sindical la cual terminó de perfeccionar el aparato verticalista pues “consideró a todos los españoles miembros de una gran comunidad nacional-sindicalista sin hacer distinción entre capitalistas y obreros”[22] Por otro lado los trabajadores tuvieron el derecho a los seguros sociales ya que se reorganizó el Instituto Nacional de Previsión. Estos seguros fueron al principio parciales pero a partir de 1948 tendieron a organizarse. Esta también fue una forma de sojuzgar al proletariado porque le brindó una serie de garantías que fueron recibidas a través de los sindicatos franquistas y a cambio exigió su obediencia. Algunos autores[23] El viraje de la Segunda Guerra
Mundial y el posterior triunfo de los aliados, obligaron al régimen a
tratar de proyectar una imagen menos rígida. En esta etapa se fueron
separando los elementos falangistas por su tendencia fascista de
las instituciones públicas, a la vez que la corriente
nacional sindicalista se fue sustituyendo por el nacional
catolicismo como factor de unidad del pueblo español. A partir de 1945 la oposición mundial al franquismo se hizo
evidente con la retirada de los embajadores de la mayoría de los países
por orden de la Liga de las Naciones
excepto el Vaticano, Portugal, Suiza y Argentina Siguiendo esta línea, en el
orden legislativo se enunció en 1942 la Ley de Cortes que reabrió este
ancestral aparato
gubernamental español pero donde casi todos sus miembros eran nombrados
por el Jefe de Estado. En 1945 se decretó el Fuero de los Españoles
“resultó una declaración (...) que mantenían los contenidos del Fuero
del Trabajo de 1938. Se pretendió presentarlo como una carta
constitucional que enfatizaba el carácter confesional del Estado”[25] También en ese año apareció la ley de Referéndum
que le daba la potestad al jefe de Estado de someter a votación
algún proyecto de ley. En 1947 fue aprobada por referéndum la ley de
Sucesión a la jefatura del
Estado en la cual se estableció que España era una monarquía aunque
Franco nunca se declaró rey, ni se habló en este momento de quien lo sería.
1.2.2
“La década bisagra” El decenio de 1950 marcó el
inicio de una transformación dentro de España. Este giro fue propiciado,
en primer lugar, por circunstancias
externas especialmente el auge de la
Guerra Fría. En este contexto el franquismo, que tuvo como
principio cardinal el anticomunismo,
representó un pilar contra
el campo socialista en la misma Europa; de ahí la progresiva aceptación
internacional del régimen. La gestión de Estados Unidos
fue decisiva pues a pesar de que
no incluyó al país en los beneficios del Plan Marshall sí le
concedió importantes créditos y en septiembre de 1953 firmó un acuerdo
con el gobierno que le dio la posibilidad de establecer bases militares en
territorio español a cambio de grandes sumas de dinero y el compromiso de
modernizar el arsenal bélico. En
1950 la ONU derogó la orden de aislamiento y durante el resto de
la década España fue
incorporándose progresivamente en los distintos organismos mundiales
incluidas las Naciones Unidas en 1955 lo cual generó una progresiva
inserción en el contexto
internacional. Desde el punto de vista
interno el régimen tuvo la necesidad de introducirse en la economía
mundial, condición que solo se pudo lograr con la eliminación de la
autarquía y la implementación del desarrollismo[26] por parte de los tecnócratas[27].
Del crecimiento que se logró como consecuencia de
esta política económica dependió la propia existencia del régimen pues
en estos años se vio presionado por un importante
movimiento popular que exigió mejoras de su calidad de vida.
Ejemplos muy significativos de ello fueron
la huelga de los tranvías en Barcelona (1952), las manifestaciones
estudiantiles de 1956 contra el SEU y las huelgas de los mineros
asturianos en 1958. El Plan de estabilización se
promulgó en el año 1957. El mismo eliminó los impedimentos de la
industrialización española, trató de incentivar la inversión privada y
suprimió los mecanismos
mediadores en el mercado interno así como también los obstáculos que
impedían la entrada de capitales foráneos. Con respecto a este
procedimiento José Antonio Biescas señala que este plan “… sin dudas
[...] sentó las bases para iniciar el fuerte crecimiento de los años
60…”[28] Ante las nuevas
condiciones económicas se hizo indispensable un ajuste legislativo en el
plano laboral que no solo calmase a los proletarios y regulase “los
conflictos colectivos” [29] sino que adecuara su participación en la producción garantizando
su máximo rendimiento. Fue por
ello que en 1958 apareció la Ley de Convenios Colectivos a partir de la
cual los salarios fueron negociados entre los representantes de los
trabajadores y los patronos, Esta ley ”...potenció la acción
reivindicativa de los cargos sindicales electivos frente a la originaria
acción colaboradora de los mismos, colaboración que se entendía en un
doble sentido con la empresa y con la Organización sindical” [30] por lo que propició el resurgimiento
del movimiento obrero. A pesar de todas estas reformas el régimen mantuvo
la represión y amplió el aparto legislativo que la legalizaba. En 1959,
se establecía la Ley de Orden Público y en 1960
el decreto de
Presidencia sobre rebelión militar, bandidaje y terrorismo. Por su parte la
ley de Principios Básicos del Movimiento Nacional (1958) transformó al
partido FET de las JONS en un ministerio para cambiar su imagen, alejando
los elementos falangistas. No obstante los cimientos de esta ideología se
mantuvieron hasta el final del régimen. A partir de esta década
se empezó a manifestar una de las contradicciones más importantes del
franquismo: el inmovilismo político frente a la creciente apertura económica
1.2.3
Prosperidad económica y adaptaciones legales a partir de 1960 Muchos fueron los factores que
propiciaron el llamado “Milagro Económico” español durante los años
´60, tanto en el orden interno como externo. Desde el punto de vista
externo vale recordar que esta
fue la etapa de reconstrucción de las economías en Europa luego de la
Segunda Guerra Mundial, lo que llevó a un desarrollo de
los países del continente. El bienestar económico de
Europa se conjugó con las condiciones internacionales favorables en el
plano político y con las transformaciones
que fue sufriendo España desde el inicio de la década de 1950, a
decir aumentó rápidamente la población, lo que unido a una urbanización
acelerada del país, aseguró una mano de obra barata y controlada por el
Estado a través de la OSE; por otro lado la política económica del
Estado benefició decisivamente el crecimiento industrial, así “…las
medidas estabilizadoras de la economía aprobadas en 1959, fueron un motor
impulsor…”[31], a la vez que eliminación de los mecanismos de
control de la inversión extranjera posibilitándose la entrada de
capitales foráneos que se fusionaron con las nacionales, acumulados desde
los años ´40, que se invirtieron en la industria y en la mecanización
de la agricultura. Particularmente el agro se vinculó con una creciente
demanda de productos españoles como la vid y el olivo en el continente
europeo. Pero, las grandes entradas de
divisas al país vinieron a través de las remesas enviadas por los
emigrantes y el turismo. La migración[32] de muchos españoles hacia Europa promovió el envío
constante de dinero a los familiares y con ello el ingreso al país. Por
su parte el turismo fue
especialmente europeo y norteamericano y fue aumentando durante toda la
becada de 1960 “…para llegar
a 34 560 000 turistas en 1973...”[33] La expansión económica generó
grandes cambios en la estructura social, apareció un sector financiero e
industrial que se vinculó al poder en detrimento de los propietarios
agrarios tradicionales; las clases medias independientes o asalariadas
aumentaron aunque una parte considerable de la población permaneció en
la pobreza. Por su parte el gobierno
presentó en 1964 el primer
Plan de Desarrollo pero no se puso en vigor hasta 1969. Este junto al
Segundo Plan de Desarrollo promulgaron medidas para lograr un rápido
crecimiento y así introducir a España en la economía mundial a través
de la modernización y desarrollo de la industria nacional. No obstante en
1972 se promulgó un III Tercer Plan
con lo cual el Estado dio preferencia a los aspectos sociales,
aunque prácticamente no se pudo aplicar. El desarrollo económico mostró
a las masas una nueva forma de ver el mundo las que comenzaron a exigir respuestas liberales que el sistema no fue
capaz de dar pues eso significaba un atentado contra su propia esencia.
Aun así este fenómeno no pasó por alto, de ahí las medidas reformistas
que se empezaron a tomar. En 1966 se
promulgó una nueva ley de prensa (“ley Fraga”)[34] que suprimió la censura previa aunque estableció
sanciones contra los que criticaran el gobierno, y a pesar de sus
limitaciones, esta ley revolucionó el mundo de la información y la
propaganda. En ese mismo año se elaboró un Reglamento General de
Elecciones Sindicales que reguló el proceso de elección de los enlaces
sindicales por lo cual “…del sindicalismo vertical cerrado,
se pasó al sindicalismo vertical de colaboración...”[35] “En enero de 1967(…) fue aprobada la ley orgánica
del Estado (…) contenía regulaciones orgánicas del conjunto de
instituciones vigentes; el régimen la
describió como “democracia orgánica”, en la cual se mantenían
inalterables las características de las cortes; los sindicatos verticales
y demás instituciones. Lo nuevo (…) era la creación de la presidencia
de gobierno, separada de la jefatura del Estado (…) (…)
La ley no restaba poder al Caudillo pues no derogaba los derechos
unitarios concentrados en su persona”[36] La ley de Libertad religiosa
de 1966 permitió el libre
culto pero mantuvo a España
como un Estado políticamente confesional. En el ámbito laboral se
promulgó en 1971 una nueva Ley
Sindical, que introdujo el derecho de reunión aunque con ciertas
limitaciones. Para perfeccionar la ley Convenios Colectivos de 1958, en
1973 se hizo una segunda ordenanza con la cual se pretendió alejar a las
Comisiones Obreras (CCOO)[37] de los conflictos populares que en esa época ya
tenían un protagonismo en el movimiento obrero. La etapa de 1960 hasta 1973 se
caracterizó por un rápido desarrollo económico y con ello una
transformación social lo que engendró la necesidad de cambios políticos
sustanciales, pero el régimen solo pudo hacer
tímidas reformas que no dieron
respuesta a las expectativas generadas. Ante esto la protesta
popular se volvió cada vez más fuerte por lo que el gobierno recurrió a
la única y acostumbrada solución: una brutal represión, pero esto no
controló a las masas. Puede entenderse que estas
leyes no modificaron sustancialmente el aparato institucional del
franquismo, más bien intentaron modernizarlo,
haciendo pequeñas reformas para
proyectar una nueva imagen ante la opinión pública pero en ninguna ocasión
se reformularon los principios del franquismo: la
represión, la prohibición de formar agrupaciones representativas de los
distintos sectores sociales con funciones
políticas y electorales,
la imposibilidad de
manifestar la identidad cultural (es el caso del nacionalismo vasco
y el catalán) y la imposición de la moral católica o nacional
catolicismo
1.2.4
La crisis del franquismo (1973-1975) El vertiginoso crecimiento
económico que se experimentó en los años ´60 dependió en buena medida
de los bajos precios del petróleo, es por ello que al producirse la
crisis energética mundial de 1973, este desarrollo se vio bruscamente
frenado trayendo como consecuencia el aumento de los costos de producción
y con ello la inflación, además de la disminución de las remesas, el
turismo y las inversiones de capital extranjero. Esta difícil situación
económica se combinó con un fuerte movimiento social antifranquista que
llevó a un indetenible proceso unificador de la oposición que consolidó
a la larga la crisis del régimen. Los sectores de poder ante
estas dificultades trataron de buscar soluciones que conservaran el
franquismo y es por ello que se manifestaron visiblemente tres
proposiciones que Áurea Matilde Fernández Muñiz[38] ha definido como la evolucionista o aperturista
que abogó por un cambio dentro del sistema; la inmovilista que aspiró a
que todo se mantuviese igual y la involucionista que planteó el regreso a
los procedimientos de la década del ´40. Buscando un reajuste en
consonancia con la evolución interna y externa, se produjo la separación
de la jefatura del Estado y del Gobierno En junio de 1973 el almirante
Luis Carrero Blanco fue nombrado Jefe de Gobierno; este fue considerado el
único hombre capaz de hacer perdurar el régimen después del dictador
por la notable influencia que tuvo entre las familias políticas. Para
enfrentar la crisis económica promulgó un nuevo Plan
de Estabilización, el cual implementó
la reducción de los salarios para controlar la inflación. Fracasó en
este sentido y solo provocó una oleada de huelgas obreras que fueron muy
reprimidas. El gobierno de Carrero Blanco
terminó en diciembre de ese mismo año con su muerte víctima de un
atentado que le hizo ETA. Su
lugar fue ocupado por Carlos Arias Navarro
quien realizó un inesperado discurso aperturista el 12 de febrero
de 1974. En el mismo se propuso una mayor reciprocidad política dentro
del franquismo, menores limitaciones
para las elecciones de alcaldes y funcionarios locales y el
incremento de los diputados elegibles por los sindicatos, a su vez planteó
la necesidad de extender la represión.
Solamente esto último se cumplió. Este gobierno fue incapaz de dar una respuesta a la crisis política y económica.
El gabinete de Arias Navarro estuvo marcado por presiones de las
pretensiones reformistas de algunos sectores dentro del régimen por un
lado y de una fuerte movilización opositora
por el otro, lo que se
tradujo en “el movimiento pendular entre la apertura y la represión”[39] situación
que se mantuvo hasta la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975. Inmovilismo y ruptura de la Sociedad Franquista2.1
Los acontecimientos internacionales y su influencia en la sociedad española
El régimen franquista se
caracterizó por una adaptabilidad a los distintos contextos externos que
se fueron sucediendo a lo largo de su existencia. Durante la Guerra Civil
los sublevados recibieron la ayuda de las potencias fascistas lo que
definió en buena medida el desenlace de la contienda. Por ello al
iniciarse la conflagración mundial, Franco se situó a favor del Eje,
aunque nunca entró directamente a la guerra[40]. A partir de 1942, cuando comenzó a dudarse de la
victoria nazi, España comenzó a alejarse lentamente del bloque alemán y
para 1945 este alejamiento
fue ya un hecho, situación que dejó al franquismo en una posición muy
insegura y con las consecuencias políticas antes explicadas. Estas circunstancias tuvieron
una influencia decisiva en la oposición, “...la esperanza invadió los
ánimos del exilio y sobre todo del interior, entre quienes estaban
seguros que la derrota del totalitarismo nazi-fascista en Europa comportaría
la derrota del totalitarismo español…”[41] Por ello los años de 1946 a 1947 coincidieron con
la etapa del auge guerrillero, a la espera de la ayuda aliada para
derrotar al franquismo. Para 1948 esta idea fue disipándose y la
guerrilla, que fue el principal foco opositor de la década del ´40,
comenzó a desarticularse, sufriendo también el efecto desmovilizador que
padeció la sociedad española en estos años. La postguerra inmediata
significó para el régimen una
etapa de aislamiento internacional y autarquía, que a su vez contribuyó
a fortalecer a Franco en el poder, sirviendo estos años para aplicar una
brutal represión y organizar un aparato sindical vertical con el cual
logró el control de la sociedad y su paralización. En la década del ´50 como se
explicó se produjo la apertura externa de la España franquista,
favorecedora del reajuste interno. “El reconocimiento internacional del
régimen (…) es la gran oportunidad para la construcción de un estado
de derecho pleno que se integre en la comunidad occidental sin prejuicios
ni reticencias. El precio de esa identidad política es la verdadera
democracia…”[42] La apertura externa y la política
desarrollista posibilitaron el progreso económico, que
unido a una serie de factores internos como el cambio generacional,
influyeron decisivamente en la sociedad ya que esta a partir de aquí
comenzó a luchar por alcanzar el desarrollo democrático de sus vecinos
europeos que generó un proceso movilizador en la población que mantuvo
al gobierno en una constante defensiva, aunque nunca lo suficientemente
fuerte como para derribarlo. Las intenciones del régimen por introducirse en los organismos económicos[43] internacionales fueron un instrumento contra la brutal represión. En muchas oportunidades como el Proceso de Burgos[44] la presión de la opinión pública mundial suavizó las sentencias. 2.2 La evolución económica y legislativa: sus efectos sociales La sociedad española
durante el primer franquismo se caracterizó por la desmovilización. Este
fenómeno estuvo muy influido por las condiciones que le impuso el régimen
franquista: una represión atroz que incluso llegó a legalizarse y la
estructuración de un aparato sindical vertical que permitió el control
obrero. Esto se combinó con una
profunda división en la filas de la oposición, la imposibilidad de la
guerrilla de subsistir por las condiciones internacionales explicadas, y
la falta de apoyo en el interior dado el efecto psicológico que la guerra
civil dejó en el pueblo español, el que prefirió aceptar un régimen
antidemocrático que volver a una conflagración similar. Estos factores
lograron inmovilizar a la población a pesar de la terrible miseria en que
vivió y la represión interna que padeció. De manera que España
no se pudo recuperar rápidamente de la devastación que ocasionó la
guerra pues el aislamiento obligó aplicar una política económica autárquica,
y fue la masa trabajadora la principal afectada en este sentido
“Uno de los recuerdos más unánimes
entre las generaciones que vivieron los años cuarenta se refiere a la
dureza de la vida cotidiana. Asegurar la subsistencia exigió a la inmensa
mayoría de la población española un esfuerzo extraordinario (…) y aún
así los sectores de menores ingresos de esa mayoría- que eran muy
amplios- apenas lo consiguieron.”[45] A partir de
finales de la década del ´50 con la apertura internacional, la llegada
al poder de los tecnócratas y la instrumentación de
la política
desarrollista que llevó a la expansión económica de la de
los años ´60, la población mejoró sus condiciones de vida, desapareció
la cartilla de racionamiento y “la alimentación dejó de ser una
preocupación obsesiva como en años anteriores”[46] España se introdujo en la sociedad de
consumo y por ello importantes
sectores sociales comenzaron a luchar por el logro de sus demandas. Aunque
sus huelgas inicialmente fueron económicas, poco a poco se dieron cuenta
que solo la democratización del país podía lograr sus reivindicaciones. De tal forma que la década de
1960 marcó la movilización de la sociedad. En este fenómeno mediaron
numerosos factores, tales como la apertura internacional de los años ´50
con el cambio económico que agrietó el sistema laboral “…el nuevo
capitalismo español (…) necesita negociar los términos para la
introducción de la tecnología y los métodos de producción directamente
con colectivos de trabajadores…”[47] lo
que tornó más abierto al
patrono a las solicitudes obreras y de ahí las leyes de convenios
colectivos que posibilitaron la estrategia “entrista” de comunistas,
socialistas y otras organizaciones políticas clandestinas para desde ahí,
defender las demandas proletarias. También se promulgaron otros decretos
reformistas como la ley Fraga y la ley de libertad religiosa, que permitió
la secularización del país. El contacto con los turistas y con los emigrantes que
regresaron de Europa influyó en las mentalidades de una nueva generación
de españoles que no vivió la Guerra Civil, ni la represión de posguerra
y que por ello no padeció el miedo que laceró a la sociedad de los ´40
y la obligó a aceptar el franquismo y que transmitieron las experiencias
de los sistemas democráticos europeos. También hay que considerar el
aumento del nivel cultural por propia
necesidad de la población como respuesta a los requerimientos del
desarrollo económico en función de asegurar una mano de obra calificada,
que masificó la universidad y por tanto hizo surgir un poderoso
movimiento estudiantil. Por ello se puede hablar de una “nueva clase
obrera”[48]: fuerte, instruida, adentrada en la sociedad de
consumo. Pero la represión se mantuvo, incluso se recrudeció, con la
promulgación de nuevas leyes como se señaló anteriormente. 2.
3 Nacional- catolicismo y la cultura en la sociedad
El nacional catolicismo puede definirse como la forma que usó
el régimen de Franco para organizar la sociedad española sobre la base
del catolicismo, utilizándolo como presupuesto ideológico, donde el
Estado le otorgó a la iglesia el control de la educación, la moral pública
y la censura cultural, muchas veces más fuerte que la oficial, lo que
estableció un estrecho vinculo entre ambos. La Iglesia Católica desde el
inicio de la sublevación no ocultó su afinidad hacia los sublevados por
lo que a partir de 1939 se
convirtió en soporte moral de un régimen que
había llegado al poder a través de una cruenta Guerra Civil. Además,
la falta de una doctrina coherente que atrajera al pueblo hizo que se
buscara en la tradición católica española ese factor de cohesión por
lo que la religión se convirtió en uno de los pilares ideológicos del
Nuevo Estado. En 1941 se firmó un acuerdo
con el Vaticano que reconoció a
la religión católica como la única del Estado español, a la vez que
obligaba a éste a no legislar en materias que interesasen a la Iglesia. En el plano educacional fue
donde la política confesional del Estado tuvo más peso con la Ley de la
Universidad (1943) y con el Estatuto de la Enseñanza del 26 de febrero de
1953. Estas disposiciones reforzaron el nacional-catolicismo ya que decretó
el aprendizaje obligatorio de la religión católica en todos los niveles
de la enseñanza. De esta manera la Iglesia también obtuvo el control de
este sector social Con el fin de la Segunda
Guerra Mundial el nacional-catolicismo tomó mayor importancia en
detrimento de la tendencia
falangista pues las condiciones internacionales no eran propicias para la
doctrina pro fascista. En 1953 el Estado franquista firmó un concordato
con el Vaticano mediante el cual monopolizó el control de la vida pública.
Dentro de la Iglesia se fueron
creando organizaciones obreras como la Hermandad Obrera de acción Católica
(HOAC) y la Juventud Obrera Católica (JOC) que fueron tomando cada vez
posiciones más críticas contra el régimen y su política obrera Por otra parte el Estado brindó
un gran apoyo al Opus Dei[49] ya que “agrupó a personalidades de la economía
y la cultura (…) Sirvió como
medio de difusión cultural del catolicismo, controló los estudios de
alto nivel además representó sectores importantes de la economía.”[50] Esta institución a partir de 1957 comenzó a
entrar en los gabinetes de
gobierno y jugó un papel fundamental en el rediseño de la política económica. La década de 1960 fue testigo
del nacimiento de la crisis
del nacional catolicismo ya que por una parte, la enseñanza eclesiástica
no respondía a las
exigencias de la formación de la mano de obra calificada que necesitaba
la expansión industrial unido a la secularización de la sociedad que se
evidenció con el decreto de libertad religiosa de 1966. Por el otro lado,
en el seno de la iglesia se manifestaban contradicciones entre la alta
jerarquía que apoyaba al régimen y el
clero de la base que cada vez más se unía
a la oposición La Iglesia Católica reveló
distanciamiento con respecto al
régimen, sobretodo después del
Concilio del Vaticano II
(1962-1965) que acercó el catolicismo
a las causas más progresistas del mundo. En 1966 la policía reprimió
una manifestación de sacerdotes que protestaban contra las torturas en
Barcelona. Este hecho conmocionó a toda la sociedad y agrietó aun más
las diferencias entre la Iglesia y el régimen. El 1968 la Conferencia
Episcopal rechazó el sindicalismo vertical
y abogó por los sindicatos independientes y en 1970 durante
el Proceso de Burgos
fueron encausados dos curas vascos; los obispos de Bilbao y San Sebastián
pidieron clemencia siendo apoyados por el Cardenal Vicente Enrique
y Tarancón. En 1971 la Asamblea conjunta de Obispos decretó la separación
de la Iglesia y el Estado poniéndose fin al nacional catolicismo, además
allí los representantes eclesiásticos expresaron su arrepentimiento por
no intentar mediar entre las dos Españas durante la Guerra Civil. Por su parte la creación artística
de los primeros años del franquismo estuvo marcada por el vacío que dejó la desaparición física o el exilio
de los intelectuales republicanos, la rígida censura impuesta por el
Estado y la Iglesia y la política estatal de establecer nuevos cánones
que resaltaran “hasta lo indecible las glorias y heroísmos del
victorioso ejercito nacionalista…”[51] Este último aspecto
denominado cultura oficial además
planteó al catolicismo como el componente básico de la nacionalidad española
pero terminó por fracasar “ya que el público se mostraba (…) deseoso
de olvidar la Guerra Civil”[52] y el franquismo
no tuvo otra opción que permitir la subcultura de masas, pues ésta
“favorecía (…) la integración social y al desmovilización,
objetivos políticos del régimen”[53]
“Fútbol,
toros, literatura de quiosco, cine, radio integraron esta cultura de evasión
(…) del país: forjaron un silencio artificial (…) sobre los problemas
reales de la sociedad (…) La canción
ligera (...) fue así el vehículo de la sentimentalidad de la sociedad
española de la posguerra, de una España del subdesarrollo y la miseria
(…). Sin duda (…) compuso un marco de
referencia socio- cultural muy alejado de la retórica nacional-católica
oficial que de alguna manera
hubo de contribuir a la recuperación del pulso de vida del país”[54] Esta situación que varió
sustancialmente desde finales de la década de 1950 influido por los
cambios anteriormente señalados, favoreció en esta etapa la aparición
de una cultura crítica[55], que jugó un papel fundamental en las
universidades y “…contribuyó a erosionar sustancialmente los
fundamentos ideológicos del franquismo y a crear las ideas y valores
sobre los que se fundamentaría la futura democracia del país…”[56] aunque se mantuvo la subcultura de masas descrita
anteriormente. 2.4
Evolución de la oposición al franquismo
2.4.1
Características de la oposición en los años ´40
“La guerra civil fue feroz y
destructiva, pero admite comparación con otros fenómenos similares
acontecidos en otras latitudes durante una época semejante. Sin embargo,
lo que resulta un tanto excepcional es en lo que respecta al grado de
represión al vencido”[57]. Vencidos y vencedores, fueron estos los grupos en
que quedó divida la España de la postguerra. Algunos autores hablan de 30
000 ejecutados, otros de 40 000, incluso de cifras mayores; lo cierto es
que esta situación de ejecuciones masivas, exilios, cárceles repletas,
sembró en la población el terror y logró desarticular casi todos los
partidos políticos que podían representar
una oposición. Estos en su mayoría tuvieron que trasladarse al exterior
y fue casi imposible su restablecimiento en el interior
aunque no faltaron los intentos - que fueron fallidos. En el orden interno
la actividad opositora se
planteó como una continuación de la Guerra Civil donde se trató de
revertir el resultado de la misma en un momento en que el temor a una
nueva conflagración en la población española no permitió el apoyo
masivo de esta. Durante 1939 y 1945 se esperó
la colaboración de las potencias aliadas. Pero la progresiva
aceptación del Régimen hizo que esta posibilidad se fuera disipando lo que se combinó con la
propensión a engrandecer el elemento “”comunista” de la guerrilla.
Mientras, Occidente prefería un España franquista antes que una
comunista. Estos dos factores combinados
obligaron a la débil y
localizada oposición de
estos años a desmovilizarse. Su representación más importante en el
interior fue la guerrilla que, aunque nunca estuvo en condiciones de
derribar el régimen, fue la acción antifranquista más sólida. Sin
embargo no fue la única pues las reclamaciones nacionalistas y obreras
empezaron a manifestarse pero de una forma muy débil. En Cataluña y el País Vasco
hubo una reestructuración importante a través de la creación, en 1945,
del Consejo Nacional de Democracia y del Moviment Socialista de Catalunya
y la reorganización del
Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) y
el Partido Nacionalista Vasco. Estos fueron excepciones dentro de
la geografía española. Por su parte los obreros se fueron a la huelga en 1946 y 1947 pero resultaron violentamente reprimidos. Refiriéndose
a estos hechos Manuel Tuñon
de Lara señaló: “no eran
el principio, sino el final de unos métodos de organización y el final
de una oposición unida. Desde entonces la oposición se dividió aun más,
no solo en partidos sino en grupos dentro de los partidos”[58] En cuanto a la guerrilla, en
un inicio fue solo una respuesta a la terrible represión que se vivió
sobre todo en el campo. Esta es la etapa en que aparecieron los huidos que no consiguieron organizarse política y
militarmente, fenómeno que se dio desde el propio año 1936. A
partir de 1939 se fue articulando una red guerrillera que después de 1945
se nutrió con el retorno de muchos españoles que había luchado en
Francia contra los nazis y que fueron llamados maquis. Los grupos guerrilleros se formaron con comunistas,
socialistas y anarcosindicalistas que actuaban por regiones[59] pero que se mezclaron en muchas ocasiones. Estos
realizaron sabotajes, tomaron pueblos por varios días, tomaron
represalias contra los adeptos, dieron charlas políticas, entre otros
actos para desestabilizar el régimen. En 1942 aparecieron las contrapartidas
integradas por elementos de la guardia civil que imitaron
a los guerrilleros con el fin de eliminar su red de enlaces. Esta
fue un arma trascendental contra la guerrilla. Los años de mayor actividad
fueron los de 1946 y 1947 pero a partir de 1948 el Partido
Comunista de España (PCE) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE)
comenzaron a decretar el desmantelamiento de sus cuerpos
guerrilleros Entre las causas
del fracaso de esta forma de lucha se pueden señalar la falta de
información sobre los guerrilleros y
“la
falta de apoyo popular (…) Los estrategas de la guerrilla dieron por
sentado la solidaridad militante del pueblo, pero ese pueblo, después de
una guerra despiadada prefirió comer (mal) a luchar por su libertad.
(…) Las primeras divisas enviadas por los emigrantes repercutieron en
bienestar social lo que agudizó la pasividad (…) que se vio favorecida
por una represión implacable (…) que obstaculizó el apoyo popular: la
realidad (el miedo) se impuso una vez más, al deseo (la libertad)[60].
2.4.2
La transformación de la oposición en el período de 1950 a1962 La década del ´50, al ser
una etapa de tránsito en casi todos los aspectos del franquismo excepto
la represión y la negativa a reformas democráticas, también representó
para la oposición el inicio de una transformación. La principal característica
del antifranquismo de esta etapa fue
su reorganización interna, además se excluyeron los
procedimientos de lucha armada. A partir
de aquí la huelga se convirtió en el método más importante.
Obreros, estudiantes y nacionalismos fueron los sectores sociales que
comenzaron a destacarse como protagonistas
de las acciones antifranquistas aunque no se puede decir que en
esta década las protestas fueron enteramente por causas políticas
sino que las demandas fueron principalmente económicas, sobre todo
las grandes manifestaciones, las cuales muchas veces tuvieron un carácter
espontáneo. Uno de los hechos más significativos de esta etapa y que
muestran lo antes expuesto fue la
Huelga de los Tranvías en Barcelona en marzo de 1951; su origen fue
el aumento de las tarifas y concluyó
en una huelga general donde se unieron estudiantes, obreros y miembros de
la pequeña burguesía. En un inicio la huelga fue reprimida pero
ante la tentativa de los trabajadores de irse otra vez a las calles
el gobierno tuvo que concederles los salarios de los días sin
trabajar y poner en libertad a los detenidos, además se canceló la
subida de los billetes. En ese mismo año acontecieron
huelgas en Bilbao y Pamplona,
también en 1953 en
Euskalduna. Esta última estuvo organizada
por la HOAC. En 1956
igualmente ocurrieron acciones de protesta en las minerías asturianas;
pero en 1958, en esa región, comenzó una huelga
que se amplió al País Vasco, León y Cataluña donde los
estudiantes se solidarizaron con los obreros. En consecuencia se declaró
el estado de excepción y se
procedió a la represión. A pesar de lo regionalizadas
que fueron estas manifestaciones mostraron el creciente descontento de la
sociedad española, a la vez que significaron el comienzo de nuevas formas
de protesta popular. Para los estudiantes 1956 fue
trascendental ya que inició su etapa de lucha con la convocatoria a un
Congreso Nacional de Estudiantes donde exigieron la democratización del
país. Fue violentamente reprimido y las universidades fueron cerradas.
Este congreso no estuvo
patrocinado por el SEU lo que representó una insubordinación directa
contra él. Por otra parte en
esta etapa aparecieron organizaciones
como la Unión Democrática de Estudiantes (UDE), la Nueva Izquierda Unida[61] y otras de corte comunistas. En 1957 se realizó
el Primer Congreso Libre de Estudiantes en el que se adoptaron posiciones
contra el franquismo. Este sector mostró una fuerza
y una capacidad de movilización muy poderosa
“…Sin embargo la correlación de fuerzas seguía siendo muy
desfavorable (…) la ruptura con el SEU por parte de los estudiantes no
logró derribarlo…”[62] También la Iglesia Católica
comenzó a manifestar signos de un incipiente antifranquismo a través de la HOAC
y la JOC que sentó las bases, desde su fundación, de un movimiento católico
de oposición ligado a los obreros. En 1960 la JOC celebró un congreso en
el que se creó la Unión Sindical Obrera, que rápidamente fue declarada
ilegal por el gobierno. Paralelamente a estos
movimientos, resurgieron en el interior de España partidos políticos
tradicionales acompañados del surgimiento de otros nuevos, todos de carácter
antifranquista. Entre los primeros se encontraba el PSOE y en su nombre se
generó en 1954 un movimiento socialista que contribuyó a su reorganización.
En el caso del PCE este tuvo muchos militantes trabajando en el interior
pero no pudo organizarse lo suficiente. A pesar de ello
en 1956 lanzó una estrategia que se denominó Política
de Reconciliación Nacional [63] que solo obtuvo el apoyo de la HOAC, lo que demostró
el aislamiento comunista y las fisuras que existieron dentro de la oposición
partidista. Por otra parte se crearon nuevas organizaciones políticas
como el Partido
Social de Acción Democrática (PSAD) y la Democracia Social
Cristiana (DSC), el Frente de Liberación Popular (FLP) que tuvieron como
objetivo unificar fuerzas contra el régimen
En cuanto a las nacionalidades
estas fueron desarrollando un poderoso movimiento antifranquista que
combinó las reivindicaciones políticas con la lucha por su identidad
cultural y regional. En Cataluña se creó el Comité del Consell Nacional
de la Democracia Catalana que comenzó a actuar junto al PSUC y al
Moviment Socialista. En el País
Vasco nació, en 1959, la
Eskaudi ta Askatasuna (ETA) a partir de una fracción del tradicional PNV,
el que se conformó con estudiantes universitarios muy radicales, pero la
importancia de esta organización se manifestó en las
décadas del 60 y 70 De tal forma los años
transcurridos entre 1950 y 1962
significaron el despertar de la sociedad española y con ella una
ola opositora aunque todavía lastrada por el recuerdo de la represión de
la década anterior y la Guerra Civil. No obstante
esta etapa se consideró una transición hacia nuevas formas de
protesta en la que se fueron
creando las bases de la movilización
social.
2.4.3
La oposición a partir de 1962 A partir del año 1962
ya se mostró la consolidación de los tres polos opositores más
importantes de la sociedad: estudiantes, obreros y nacionalismos, con un
desarrollo de las acciones antifranquistas completamente en España. La
huelga, como principal manifestación de la oposición, reforzó su carácter
político aunque este ya lo
había adquirido desde que se realizó la primera en los años ´40, pues
al ser considerada como delito, su sola presencia fue un desafío para la
autoridad legal del franquismo y un cuestionamiento al sistema en general
aunque ese no fuese su objetivo expreso. Pero a partir de este momento las
masas exigieron premeditadamente también
reivindicaciones democráticas junto con las salariales y económicas. El
alza huelguística de este período se perfeccionó con la mezcla de la
lucha legal y la ilegal, lo que dificultó la represión. Protagonistas de
este método resultaron ser las CC OO. No obstante, la huelga no fue la única
técnica que se empleó en estos años, sino que esta se hizo acompañar o
coincidió con otras acciones como el terrorismo o las nuevas guerrillas
urbanas, las que jugaron un
papel muy significativo. Una de sus principales figuras fue
ETA.
“…El movimiento
estudiantil fue el primer frente de lucha y el único en el que la
dictadura perdió…”[64] En 1961 se creó la Federación Universitaria
Democrática Española (FUDE);
entre sus primeras acciones estuvo el ataque al Opus Dei y contó con el
apoyo de los profesores. También apareció la Inter (grupo sindical
interfacultades) que actuó de conjunto con la FUDE y otras organizaciones
estudiantiles.
”La agitación de los
estudiantes contra el régimen (…)
rebrotó desde 1962 y 1963 y terminó por hacerse endémica”[65]Durante el curso 1964-1965 se realizó la IV
asamblea Libre de Estudiantes donde se exigió la democratización. La
respuesta del gobierno fue la represión. En 1966 durante el acto de
creación del Sindicato Democrático Estudiantil Universitario (SDEU) en
el convento de los Capuchinos en Barcelona la policía cercó el edificio
y procedió a reprimir a los
participantes. Este hecho se conoció como la
capuchinada. Todos estos acontecimientos demostraron la pérdida del
control sobre los estudiantes y el fracaso del SEU.
“El movimiento estudiantil era consiente de que
en un Estado dictatorial no puede existir una Universidad democratizada.
Sus reivindicaciones rebasaron, pues, el marco estrictamente universitario
y el movimiento se convirtió en una punta de lanza de la actividad social
contra la Dictadura, cuyos
voceros tenían razón cuando le acusaban de estar politizados
y albergar militantes de partidos clandestinos…”[66] Entre 1968 y 1969 se
sucedieron fuertes oleadas de protestas estudiantiles que obligaron al
gobierno a declarar el estado de excepción y a clausurar universidades; ambos hechos se hicieron muy frecuentes hasta 1975, aunque el
primero tuvo que ser derogado para no afectar el turismo. Los profesores también apoyaron a sus alumnos y muchas veces protestaron reclamando sus propios derechos, de modo que a partir de 1971 se hicieron usuales las huelgas de profesores no numerarios[67] Otro de los pilares de la
lucha antifranquista fue la
clase obrera. Durante esta etapa protagonizó grandes manifestaciones como
la de 1962 en Asturias donde una huelga de mineros paralizó la cuenca de
Vizcaya pero fue intensamente reprimida y el movimiento no se pudo
recuperar hasta 1966, año en que las CC OO ya eran un hecho y a partir de
aquí las huelgas se sucedieron una tras otra hasta 1975. Las negociaciones colectivas
engendraron las CC OO ya que le abrieron
la posibilidad a los comunistas y a los socialistas entre otros, de entrar
en los sindicatos verticales y desde ahí combatir por los intereses
proletarios: reclamaron mejoras salariales y económicas en general pero
también políticas como el reconocimiento de sus agrupaciones democráticas,
demostrándose la politización de su lucha. “CC OO es el resultado de
un movimiento desde los talleres, desde la base que adquiere continuidad y
fortaleza cuando el PCE y otros grupos políticos le aportan los recursos
básicos de toda organización”[68] Por su parte los patronos ante
esta situación prefirieron negociar en secreto con CCOO para evitar los
paros laborales que tanto los afectaban. “…Sin embargo, el movimiento
obrero distó mucho del nivel alcanzado por el movimiento estudiantil: una
combatividad similar la dictadura no la hubiera resistido…”[69] Además ambas fuerzas opositoras solo en contadas
ocasiones coordinaron acciones lo que le restó solidez al antifranquismo.
En cuanto a los nacionalismos
las décadas del 60 y 70 para ellos fueron de una intensa actividad política
contra el régimen combinada con el rescate de su cultura. Estas regiones
tuvieron la particularidad de que “hubo un mantenimiento, al menos
aparente de las instituciones autonómicas
procedentes de la etapa republicana y existió, en la práctica una
colaboración entre la totalidad de las fuerzas políticas opositoras”[70]. Por estos años el PSUC aumentó
considerablemente sus afiliados y ya desde 1960 Franco enfrentó una
repulsa popular durante una visita que realizó a Barcelona lo que
constituyó el inicio de un activo movimiento opositor. Por su parte en el País
Vasco, ETA fue el principal exponente del dinamismo antifranquista definiéndose
en 1966 como “movimiento socialista vasco de liberación nacional” lo
que reflejó su idea de independizar a Euskadi[71] de España cuyo
método fue la guerrilla urbana. Realizaron atentados contra
importantes personajes del régimen como Luis Carrero Blanco en
1973 (Presidente de Gobierno). Por otro lado la gran burguesía vasca
nacionalista prefirió afiliarse al PNV, el que aumentó en número se
integrantes y poder durante estos años. Para 1973 cuando se inició la
crisis definitiva del franquismo, los partidos políticos tradicionales y
los surgidos durante todo
este período, que siempre estuvieron en contradicciones, comenzaron a
limar esta situación. Prueba de ello fue la creación en 1974 de la Junta Democrática de España, organizada
por el PCE que estaba dirigido por Santiago Carrillo con participación
además de los monárquicos,
el Partido Socialista Popular, la CC OO., Carlistas y Grupos
Nacionalistas. Su sede estuvo en París. El programa de la Junta se nombró
Ruptura Democrática y
planteaba: establecer el gobierno provisional, amnistía total, libertad
de huelgas, reunión, expresión, etc., independencia del poder judicial,
neutralidad del ejército, autonomía de las regiones, elecciones libres,
ingreso a la Comunidad Económica Europea y un plebiscito para escoger el
tipo de gobierno, Monarquía o República. Ello evidenciaba el abandono de
los postulados transformadores a través de la revolución social. En 1972 apareció la Unión Social-Demócrata de España
y dos años después se reestructuró con una dirección del
interior del PSOE encabezada ahora por el laborista Felipe González.
Ambas agrupaciones junto al Partido Socialista de España integraron la
Plataforma de Convergencia Democrática que se estableció en 1975 en la
península También participaron el
PNV, la Unión General de Trabajadores (UGT) y grupos catalanes. Su base
igualmente fue la Ruptura Democrática. El año 1975 demostró la debilidad del régimen, este
tuvo que enfrentar innumerables hechos de protesta en casi todas
las regiones del país, así como también los actos terroristas de la ETA
y la FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico). Toda la
sociedad se movilizó durante estos años y si bien dicha movilización no
derribó la dictadura sí la erosionó a tal punto que a la muerte de Franco la idea de continuar el
franquismo resultó una utopía. Conclusiones
El Nuevo Estado Franquista se caracterizó por ser
un régimen autoritario, cuyo poder central estuvo en la persona de
Francisco Franco. Las bases de este fueron el nacional sindicalismo, que
encuadró a toda la sociedad en
sindicatos verticales y que sirvió para controlar los movimientos
populares y el nacional catolicismo que le otorgó a la Iglesia Católica
importantes prerrogativas dentro de la sociedad a cambio de su apoyo al régimen.
Este sistema supo adaptarse a las distintas condiciones que se le fueron
presentando por lo que evolucionó de una etapa autárquica y de un
aislacionismo internacional impuesto por
el apoyo a las potencias fascistas, a una apertura externa, ya que
en el contexto de la Guerra Fría el franquismo fue un cimiento del
anticomunismo. Ello que generó una expansión económica que obligó a
ciertas reformas legislativas que no respondieron a la necesidad de
democratización a la que espiraban muchos sectores sociales.
Durante la primera etapa del franquismo, la
sociedad estuvo desmovilizada. Este fenómeno tuvo sus causas en la feroz
represión que provocó el terror en la población lo cual se combinó con una legislación que la controló. Lo que no significa que no
hubiese una localizada oposición representada por la guerrilla que también
sufrió el efecto desmovilizador ya que su método de tratar de invertir
el resultado de la Guerra Civil le restó el apoyo popular. En este período
a pesar de las terribles condiciones de vida, el pueblo a penas recurrió
a huelgas u otras manifestaciones de protesta para reclamar sus derechos.
Los finales de la década del ´50 fueron de transición hacia la ruptura de la sociedad ya que en ella se inició la apertura internacional que derivó en una expansión económica. Este se consumó en los años ´60, hecho que entró en contradicción con un régimen autoritario unido a un cambio generacional, la secularización de la población y la entrada de esta en la sociedad de consumo. Todo esto provocó la reestructuración de un fuerte movimiento. Sus métodos variaron desde la combinación de la lucha legal con la ilegal, como las CC OO, hasta el terrorismo de ETA. Estos sectores sociales protagonizaron huelgas, formaron sindicatos clandestinos por lo que toda la sociedad se movilizó. Resultante, la obligada flexibilización del régimen, recomposición de la oposición, imposibilidad e una reforma política sustancial coincidente con serios enfrentamientos en el seno del régimen y el crecimiento del movimiento antifranquista, todo lo cual y a pesar de la debilidad política y organizativa de la oposición, fue sentando las bases para la ruptura con el sistema y la apertura a la democracia. Bibliografía 1. ANGOSTURES,
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Notas: [1] Para ampliar consúltese FERNÁNDEZ MUÑIZ, ÁUREA MATILDE: España contemporánea. Segunda República y Guerra Civil(1931-1939).La Habana: Editorial Félix Varela.1995 [2]
como se hicieron llamar los sublevados [3] FERNÁNDEZ MUÑIZ, ÁUREA MATILDE: España. Franquismo y transición 1939-1982. La Habana: Editorial Ciencias Sociales. 2002,p16 [4]Ibíd. p21 [5] Estos fueron: Falange Española y de las Junta Ofensiva Nacional Sindicalista (FET de las JONS) y la Comunión Tradicionalista (CT) por su parte otros grupos políticos quedaron incluidos en esta organización como fue le caso de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) [6] FERNANDEZ MUÑIZ, AUREA MATILDE: Ob
cit. p17 [7]
Forma o expresión de la organización sindical que encuadró a todos los sectores económicos españoles en sindicatos verticales bajo el mando del Partido Único del Movimiento. Su doctrina fue establecida por el fuero del Trabajo aunque sus antecedentes en este sentido estaban en el programa de acción de la Falange Española. Fue legalizado por las leyes sindicales de la década del ´40. Es la forma que asume la estructuración del Estado corporativo franquista.
[8] El SEU fue una activa organización estudiantil perteneciente a la FE de las JONS creada en 1934. [9] BENITO DEL POZO, CARMEN: La clase obrera asturiana durante el franquismo. Empleo, condiciones de trabajo y conflicto (1940- 1975). Madrid: Editorial Siglo veintiuno.1993, p138 [10] RAMA, CARLOS: la crisis española del siglo XX. México: Fondo de Cultura Económica,1960, p343 [11] FERNÁNDEZ MUÑIZ, ÁUREA MATILDE: Ob.cit p12 [12] FUSI, JUAN PABLO: Un siglo de España La cultura. Madrid: Marcial Pouns ,1999, p101 [13]
Estado Nuevo Franquista: surge en España a partir de 1939 con la llegada al poder de Francisco Franco. Sus fundamentos fueron el nacional catolicismo, el nacional sindicalismo y la represión puede definirse como autoritario aunque incluye elementos fascistas dentro de la organización de la sociedad para reprimirla [14] SERRANO SECUNDINO: LA guerrilla antifranquista en León 1939-1951.México: Siglo veintiuno, 1988, p116 [15] BENITO DEL POZO, CARMEN: Ob.cit p566 [16] Programa estadounidense de ayuda financiera para la reconstrucción de los países europeos devastados durante la II Guerra Mundial. [17]
“Dictadura Franco 1939
1975”. 2003 {4 DE diciembre del 2003}.disponible en www.fuenterrebollo.com/gobierno/generalfanco.html [18]
BIESCAS, JOSE ANTONIO:”
Estructuras y coyunturas económicas” en Manuel Tuñon de Lara: Historia de España. España bajo la dictadura franquista 1939-1975.Barcelona:
Editorial Labor S.A ,1980 T-X,
p25 [19] FERNÁNDEZ MUÑIZ ÁUREA MATILDE: Ob.cit p29 [20] el 1 de Abril de 1939 se emitió el último parte oficial que dio por concluida la Guerra civil [21] BENITO DEL POZO, CARMEN: Ob.cit p350 [22] FERNÁNDEZ MUÑIZ, ÁUREA MATILDE: Ob.cit p26 [23]
BENITO DEL POZO, CARMEN: Ob.
cit y BELAFOURT, SEBASTIAN:”El movimiento obrero y al oposición
obrera durante el franquismo” en Javier Tusell, A Alted y a Mateos: La
oposición al régimen de Franco. Madrid: Universidad de educación
a distancia, 1990, p 12 V-I T-II. [24]
BELAFOURT, SEBASTIAN:”El movimiento obrero y al oposición obrera
durante el franquismo” en Javier Tusell, A Alted y a Mateos: La oposición al régimen de Franco. Madrid: Universidad de educación
a distancia, 1990, p 12 V-I T-II. En este artículo el autor define al paternalismo
como “una forma de pacto tácito entre el Estado y el trabajador
individual, según el cual éste perdía el derecho de organizarse
(…) y recibía como contraprestación la protección del Estado a
través de la legislación laboral…”. [25]
FERNÁNDEZ MUÑIZ, ÁUREA MATILDE: Ob.cit p27 [26] Es la política económica llevada a cabo por los tecnócratas que pretendía lograr la modernización del país y el ingreso de este en estructuras internacionales [27] Son miembros procedentes del la organización religiosa
Opus Dei tienen como objetivo modernizar y desarrollar la economía española para introducirla en organismos económicos internacionales llegaron al poder en 1957
[28]
Bisecas, José Antonio: Ob.cit p71 [29] Benito del Pozo, Carmen: Ob.cit p377 [30]
Ibid. p155 [31] FERNÁNDEZ MUÑIZ AUREA MATILDE: Ob.cit p74 [32]
Fue promovida por el Estado a
través del Instituto de Emigración (1956) y a través de acuerdos firmados con varios países desarrollados de Europa
para enviar trabajadores fundamentalmente procedentes del sector agrícola
en los años del auge económico europeo para su ocupación en las
labores menos calificadas [33] BIESCAS, JOSE ANTONIO: Ob.cit p88 [34] La ley fue hecha por el ministro de información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne y de ahí su nombre para más información sobre la política cultural del gobierno franquista remitirse a GARCÍA JÍMENEZ, JESÚS: Radiotelevisión y política culturales el Franquismo. Madrid: Consejo superior de investigaciones científicas. Instituto Balmes de sociología, 1980. 691pp y FUSI, JUAN PABLO: Un siglo de España .La cultura. Madrid: Marcial-Pons, 1999. 228pp [35]
FERNÁNDEZ MUÑIZ AUREA MATILDE:
Ob.cit p86 [36]Ibid.
p84 [37] Es una organización sindical clandestina muy asociada a los comunistas, al HOAC Y JOC, las primeras aparecieron en 1958 en Asturias aunque oficialmente su creación fue en 1964 en Barcelona. Su táctica desde un inicio fue la introducción de sus miembros en el sindicato franquista a través de las facilidades que otorgó la ley de Convenios Colectivos, y desde ahí defender los derechos de los trabajadores [38]Ibid. p108 [41]
MUNIESA, BERNET: Ob.cit p 45 [42] GARCÍA JÍMENEZ, JESÚS: Ob.cit p163 [43] Comunidad Económica Europea CCE organización supranacional creada el 25 de marzo de 1957 a través del tratado de Roma estableció un plazo de 12 años para la eliminación de las barreras arancelarias entre sus miembros en 1967 pasó a ser la Comunidad Europea (CE) [44] Procero de Burgos fue llevado a cobo contra 16 etarras, despertó grandes manifestaciones antifranquistas tanto nacionales como extranjeras las severas condenas (9 penas de muerte a 7 encausados y los años de prisión para el resto sumaban 519) fueron conmutadas por la presión internacional y de Alemania Federal ya que un comando de la ETA secuestró a su cónsul en España [45]
MOLINERO, CARME Y PERE
YSÁS:
“Las condiciones de vida y laborales durante el primer franquismo.
La subsistencia ¿un problema político? 2003. [19 de diciembre del
2003] disponible en http://www.unizer.es/eveez/cache/molinero.pdf [46] FERNANDEZ MUÑIZ: ÁUREA MATILDE: Ob.cit p93 [47] BELAFOUR SEBASTIÄN: Ob.cit. p13 [48]
Para ampliar MUNIESA
BERNAT: Ob.cit.
y SOTO CARMONA, ÁLBARO: “Huelgas en el franquismo: causas
laborales-consecuencias políticas” Historia Social (Valencia) (30):39-63, 1998. [49]
“Sociedad Sacerdotal de la
Santa Cruz y Opus Dei (…) fundada en 1928 por el sacerdote José María
Escrivá de Balaguer y un grupo de discípulos suyos. En los años que
van desde su fundación hasta después de terminada la Guerra Civil;
apenas tuvo influencia en la sociedad española. Luego comenzó a
crecer y organizarse a escala nacional, hasta que años más tarde,
pasó a ser una organización de renombre internacional conocida como
Opus Dei (Obra de Dios) (…) A partir de 1950 El Vaticano la admitió
como un Instituto Secular” Tomado de
FERNANDEZ MUÑIZ AUREA MATILDE:
Ob.cti p 37 Para ampliar Consultar GARCÍA-VILLASLADA :Historia
De la Iglesia en España. Madrid: Biblioteca de autores Cristianos
1969 [50] FERNANDEZ MUÑIZ AUREA MATILDE: Ob.cti p 38 [51] GARCÍA JIMENEZ, JESÚS: Radiotelevisión y política cultural en el franquismo. Madrid: consejo superior de Investigaciones científicas .Instituto Balmes de Sociología. 1980,p99 [52] FUSI, JUAN PABLO: Ob.cit, p 109 [53] Ibid, p 109 [55]
Sus representantes estuvieron
vinculados al realismo social y por ella concibieron la literatura y
el arte como un forma de criticar la sociedad, la política etc…Para
ampliar FUSI , JUAN PABLO: Ob.cit [56] Ibid p 126 [57] TUSELL, JAVIER: Manual de Historia de España.
Madrid: Historia 16 (s.a) T-6 p577 [58]
TUÑON DE LARA,
MAUEL: “El
poder y la oposición” en Mauel Tuñón de Lara: Historia
de España. España bajo la dictadura franquista. Barcelona:
Editorial Labor SA ,1981,p244 [59] Los comunistas actuaron en Levante, Aragón Andalucía Extremadura Asturias-león País Vasco y Galicia Los socialistas en Asturias, León y Galicia. Los anarquistas se expandieron por toda España pero sus principales zonas fueron Cataluña y Aragón Tomado de MUNIESA, BERNAT: Dictadura y Monarquía en España de 1939 hasta la actualidad. Barcelona: Editorial Ariel SA, 1996, p41 [60] SERRANO, SECUNDINO: Ob.cit p316 [61] Esta organización fue el ala estudiantil del Frente de Liberación Popular (FLP) [62]
BALCELLS, ALBERT y JOSEP MARÍA
I SABATE: “Aproximación de la historia de la oposición al régimen
franquista en Cataluña” en J Tusell; A Alted y A Mateos:
La oposición al régimen de Franco. Madrid: Universidad de
Educación a distancia. 1990 t
I v I p286 [63] Tuvo como idea englobar a todas las fuerzas antifranquistas en 1958 convocaron a una jornada de reconciliación Nacional que fue reprimida por el gobierno [64] MUNIESA, BERNAT: Ob.cit. p112 [65] FUSI, JUAN PABLO: Ob.cit p126 [66] MUNIESA, BERNAT: Ob.cit. p114 [67] Significa que están contratados provisionalmente [68]
SOTO CARMONA,
ÁLBARO:
“Huelgas en el franquismo: causas laborales-consecuencias políticas” Historia Social (Valencia) (30):
39-, 1998. [69]
MUNIESA, BERNAT: Ob.cit. [70]
TUSELL, JAVIER:” Los
partidos políticos de oposición al franquismo” en p115 TUSELL,
JAVIER, ALICIA ALTED, ABDOIN MATEOS (compiladores):
La oposición al régimen
de Franco. Madrid: Universidad Nacional de Educación a
distancia, 1990. 250pp v-I t-I [71] Euskadi es el nombre que recibe el País Vasco en su idioma regional, el éusquero
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por
Lic. María del Carmen Alba Moreno
Departamento de Historia.
Universidad de La Habana
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