Héctor Manjarrez: Canciones para los que se han separado. Editorial Era, México, 1985. 83 pp.

 

La feroz militancia del soldado del amor

 Reseña de Gaspar Aguilera Díaz

Ya en Acto Propiciatorio (J. Mortiz, cuentos, 1970), Lapsus (J. Mortiz, novela, 1971), El Golpe Avisa (Era, poesía, 1977), y, sobre todo en No todos los hombres son románticos (Era, cuentos, Premio Xavier Villaurrutia, 1984), las huellas indelebles del encuentro o de la plenitud de los cuerpos (en otras ciudades, en otros países, en otros lechos...) eran visibles en la escritura de Héctor Manjarrez, igualmente cierta poesía desgarrada en el tratamiento de temas y personajes dejaba ver un lenguaje despojado de todo ropaje retórico o sublimante que respecto a Canciones para los que se han separado (Era, 1985), pocos libros de poesía poseen, de los publicados últimamente por poetas contemporáneos de Manjarrez o de generaciones posteriores a la suya, y que por las características de su obra narrativa lo convierten —junto con Jorge Aguilar Mora— en una especie de out-sider para bien de la salud pública y privada de la literatura mexicana actual.

Brecht y Vico anuncian en los epígrafes el terreno movedizo y pasional que el lector habrá de pisar en Canciones para los que se han separado.

En piedra de toque, la primera parte del libro, en el reclamo homocida a Robert Bresson se da el desencuentro con el cuerpo del otro y con la historia de la ciudad trascendida por la imagen amorosa, como un telón de fondo a la intolerancia y la barbarie casi congénita de nuestros gobernantes, denunciada en los poemas "No se olvida" y "El canto de los asesinos" -de la sección la construcción del objeto-, "...aquí, mi amor, / en esta misma ciudad donde todo es rapiña, / se volvió el lugar de la matanza / porque está escrito en no sé qué pared / que los vivos nunca dejan de amar / a sus muertos,... / aquí donde aprendemos a huir / hasta de nosotros mismos, / aquí reivindicamos el infortunio la peste que nos diezma, / el odio pánico de la memoria / y la esperanza de vencer.” Aparece también, en el texto dedicado significativamente a Efraín Huerta y José Emilio Pacheco la vieja foto de la infancia en la que "el niño de 8 años" ni siquiera sueña su futuro desastre y que resume la autobiografía de la generación que creció y maduró a la fuerza, en los sesentas: "Soy treinta años más viejo y menos ignorante, y / menos qué? / que el niño de ocho años con sombrero negro de / cowboy / y pisóla plateada /... / Los del gobierno ladrones y asesinos, se entiende, / pero el nombre del país tenía un aura sagrada / entonces. / México, México: con esas sílabas se nos llenaba el / corazón. Y si lo odiabas, / como tú y yo lo odiábamos, / el odio era atribulado y confuso. / (Maldito país. Maldita ciudad Maldita estirpe. Viejas formas de la retórica natal.) / Crecíamos sin el amparo de un pasado, / sin porvenir, / en una ciudad sin estaciones y sin piedad." Y termina la declaración de amor y odio entrañables por una ciudad que es nuestro premio y castigo al mismo tiempo: "... y de pronto te asalta / este ósea -Amor por tu Ciudad / y te deja golpeado, sin dinero y sin reloj. /-... Aquí naciste, güey. Este es tu terruño. Tu mugre aire es éste / y esos transas y cabrones / son los tuyos". A partir de "Cena", "Verano", "Poder",

"La guerre est finie", "Salmo", "La peau douce", "Mirad" (la brisa fresca del haiku se siente sobre la piel: "El abanico del placer / exhala sobre los cuerpos / el aliento de su paso.) "Ancestros", "Disculpas al Dr. Lacan por no volver a", conforman una de las secciones más intensas y desgarradas de Canciones para los que se han separado y en la que se inicia el salmo que le confiere carnalidad a la oración que elevan los que se separan; no es la constancia nostálgica y complaciente del desamparo, sino la trágica euforia de que: "Para empezar: / este lamento no es una queja". Es simplemente la aceptación mutua en ese fugaz e inasible reconocimiento pleno, con todas sus luces y sombras, con todos sus hastíos y hartazgos, con la certeza permanente y definitiva de que siempre" la desmesura del deseo / se enfrentará a las medidas" -precarias-' 'del lecho / o viceversa”. En "La peau douce", la unión de dos heridas se transforma en salvaje lucha cuerpo a cuerpo, el deseo y la humedad de los amantes no admiten tregua en ese lento y feroz combate: "Las grupas se alzan, los pubis se erizan; / los amantes beben sus salivas / con un detenimiento inmenso". "Ancestros" es una antigua y profética plegaria que da su propia versión de cómo fue creado el mundo a partir de la búsqueda y el reencuentro en el otro, sin el sentido edípico de culpa: "Y mataron a la madre. / Y la madre siguió reprochándoles / que no la amaran / por todos sus sacrificios. / Y amaron a los que se les parecían. / Y bebieron y se hicieron el amor / largas, largas noches juntos. Y se separaron, / y multiplicaron las casas de los hijos; después, Lacan es el pretexto para la biografía de un cuerpo" (de nuevo el cuerpo, aquí no hay transposiciones metafóricas, imágenes poéticas del buen amor, o rodeo excluyente de lo que se nombra o celebra; todo está escrito por, sobre, y desde las entrañas mismas del amor) arrojado a las sensaciones externas -siempre hostiles y adversas- de una realidad donde el conocimiento, la percepción, la luz, el sueño, la piel, la identidad y el deseo, son sus únicos y frágiles asideros.

Hay una especie de comunión del cielo y el infierno -parafraseando a Blake-, ahí donde desde el exilio del amor, es decir, del combate entre dos; la máscara del deseo se desgarra en "la boca del sexo / ...donde se tocan, creo" lo "descarnado y hermoso"...; y de nuevo el premio mejor de los dos vencedores será "que compartan por partes rigurosamente iguales / su fracaso”. "La baigneuse" de Bonnard es la imagen líquida y lasciva que humedece el recuerdo de la amada. En los poemas agrupados en free fall, se entremezclan sobrecogedoramente, una frialdad contenida y la pasión mesurada que van guiando el bisturí afilado de una sádica nostalgia, por los miembros que han conocido el placer "en carne ajena"; el mensaje dejado en la puerta es la advertencia de que sobre aviso no hay engaño para quienes aun piensan y creen en la definitiva plenitud del amor, o para quienes nunca creyeron en las fatales predicciones del desencuentro también con la ciudad -ese otro cuerpo amado y nauseabundo-, que nada hizo por impedir la ruina "del país, la ciudad, el sistema" y -sobre todo-' 'muchos de nuestros amores". En fatoriintermitente, la soledad y la nostalgia se vislumbran por la ventana del jardín como un paisaje luminosamente desolado, donde sólo se escucha el diálogo del corazón y de la espera por "la extrema felicidad de un par de días, / tres quizá", entre la lluvia, las flores, el sol, la naturaleza toda que sin embargo”... no tiene la plenitud / con que ella y yo nos estrechamos”.

En Ortopedia -la última sección del libro-, el amor, el desgarramiento, y la pasión, reconquistan su imperio con la violencia poética que recuerda las imágenes hermosamente descarnadas de Oshima: "De todo su cuerpo, / que algunos disfrutan tanto, / sólo dos partes están intactas: / el descarnado sexo / y la cara que no pierde / la fijeza demente de la esperanza", así como la línea oscura y contundente de los dibujos de Utamaro y Hokusai en "El ave nocturna".

En este libro de Héctor Manjarrez, más que brusquedades y asperezas, se encuentra la desnudez estremecedora de dos lenguajes: el del cuerpo ausente que se nombra, extraña o reconstruye, y el del poeta que se contempla sin piedad en un espejo múltiple, a través del cual disecciona con inteligencia y pasión a ese animal extraño -siempre ajeno- que es el amor "como esa bestia grácil" siempre inaprehensible, recordándonos que de alguna manera, todos hemos militado en ese ejército donde el fantasma de "El Soldado del Amor" se encarna cada noche en todas las alcobas, inevitablemente.

Héctor Manjarrez: Canciones para los que se han separado. Editorial Era, México, 1985. 83 pp.

 

Reseña de Gaspar Aguilera Díaz

 

Publicado, originalmente, en: Revista de la Universidad de México  428 / reseñas / Septiembre de 1986

Revista de la Universidad de México es una publicación editada por la Universidad Nacional Autónoma de México

Link del texto: https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/93986372-c529-4a5f-880f-9d1747124550/la-feroz-militancia-del-soldado-del-amor

 

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