El mar de la tranquilidad
Guillermo Acuña

No abras la puerta.

Vendrán muchos aires
A revolcarte.

No escuches. No.

Mejor agita el pañuelo para que crean que estás a punto de despedirte.

No te voltees.
Podrías convertirte en sal al contacto con la locura.

Nunca sabrás, no lo conocerás….

Es mejor entonces que abras la puerta lentamente.

Guillermo Acuña

Del poemario en construcción titulado: 
“con los puños cerrados sobre el agua”

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