Tierra y educación
Delfina Acosta

“Si hablas, mueres; si no dices nada, mueres. Así pues, habla y muere”.
(Tahar Djaout)
El pensamiento que levanta siempre a los pueblos es el pensamiento de la unidad.

Estar unidos, en el momento de reclamar nuestros derechos, es imprescindible para que nadie nos arrebate los sueños.

A veces veo que solamente algunas personas se indignan y elevan drásticamente el tono de su voz ante un desatino o un abuso más del Gobierno. El resto de la gente se hunde en el silencio, prefiriendo mantenerse, tal parece, en la raya de la obediencia perruna y la domesticación.

Es cierto que existe mucha ignorancia en nuestro país. Ser ignorante resulta una pesada carga no sólo para el que padece de la ignorancia, sino para el que, sabiendo cuáles son los derechos que lo amparan ante la Constitución Nacional, se ve privado de ellos, por culpa del individuo, del mediocre aquel, del ejemplar ignorante, que resta fuerzas a los legítimos reclamos, con su desconocimiento de las leyes y su neutralidad o sumisión o indiferencia...

Nuestros hijos tienen derecho a una enseñanza que los prepare para alcanzar las mejores expectativas económicas e intelectuales en un futuro inmediato.

Las generaciones actuales de estudiantes, reciben una educación mediocre, y se explica que sea mediocre, pues el presupuesto asignado para la educación es el más bajo de todos los presupuestos del Gobierno. Nicanor Duarte Frutos, sabiendo que en este país su retoño no tendría mayores oportunidades de sobresalir, lo envió a la Argentina para que allí siguiera sus estudios.

El pueblo debe recibir una educación que lo eleve por sobre sus miserias naturales y adquiridas.
Horacio Galeano Perrone será el próximo Ministro de Educación y Cultura del Paraguay. El ministrable tiene que ser, necesariamente, un individuo que comprenda la problemática de la educación paraguaya, tan grave, sin lugar a dudas, como la problemática de la reforma agraria.

Quienes no entienden que a través de la enseñanza impartida a los niños y a los jóvenes pasa gran parte del desarrollo de una nación, no comprenden cómo marcha el mundo y restan fuerzas en todos los gobiernos.
¿Qué puede hacer un gran presidente, con un pueblo ignorante, por más buena voluntad y excesivo empeño que ponga en sus gestiones gubernamentales?

Por lo demás, los paraguayos debemos aprender a valorar la tierra, pues la tierra da frutos y mejora el nivel de vida del campesino.

El electo presidente Fernando Lugo prometió varias reivindicaciones al campesinado. La tierra es la masa orgánica, la capa noble y áspera de un sitio, el vientre de la patria, el lugar donde se siembra el futuro. El conjunto de bienes disponibles para el cultivo y el comercio conforma el factor siempre urgente para el éxito de una empresa agraria.

Pidamos más de lo debido. Seamos exigentes con quienes nos gobiernan. Hasta ahora, quienes nos gobernaron, no solamente han sido exigentes con el pueblo, sino que lo pisotearon hasta hacerlo sangrar. No toleremos robos. No callemos ante la mediocridad.

¿Las seccionales coloradas para qué sirven en estos tiempos? Hay que transformarlas en centros educativos populares y en sitios donde el servicio de asistencia social se caracterice por su transparencia.

Delfina Acosta
ABC COLOR, Asunción, Paraguay, 24 de junio de 2008

ABC COLOR

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