Ta, te, ti
Delfina Acosta

Se escuchan tantas cosas. Un poeta burgués desparrama sus palabras encendidas en el papel. Escribe sobre la orfandad de los niños de la calle, pero hasta ahí nomás alza su voz. No le pidas más, pues siente pavor a las moscas y prefiere evitar todo contacto con la sociedad de las caritas sucias. Se escuchan tantas cosas, che...

Los opinólogos acusan a Hugo Chávez de querer llevar el mundo por delante. Otros opinólogos critican las expresiones del Rey de España cuando dijo la frase “inmortal”: “¡Pero por qué no te callas!”.

Se escuchan tantas cosas. Se habla mal de Nicanor Duarte Frutos, como si él fuera el único, el exclusivo culpable de todos los males del Paraguay. No olvidemos mencionar a los numerosos políticos y gobernantes quienes, con el solo oficio de hablar por hablar, llevan a sus bolsillos el dinero de quienes trabajamos honestamente.

Se pone en tela de juicio al Partido Colorado. Permiso. Permiso. El Partido Colorado no halla identificación con este grosero y corrupto sistema que nos ahorca desde hace seis décadas.

Se habla mal de la oposición. La oposición hace lo que puede, dentro de los límites de una sociedad mediocre, donde nadie, salvo algunos patriotas, se juegan a morir por sus ideales.

Finalmente, los liberales y otros partidos políticos de nuestro país tendrán que responder por sus fallas, sus desatinos, su falta de visión y de patriotismo ante la historia.

Se escuchan tantas cosas. Se yerra tanto, entonces. Se esquiva, a menudo, la verdad. Y la verdad es que nuestro pueblo debe aprender a sostenerse, a mantenerse en pie con sus propias fuerzas, a buscar su verdadera dirección.

¿Por qué los paraguayos son tan callados y no ven en su silencio, en su sumisión vergonzosa, la culpa de los muchos males económicos y sociales que vamos cargando nuestras espaldas callosas?

Yo querría observar al pueblo asumiendo su magnitud de muchedumbre airada en América.

Es mi mejor sueño no morir sin antes ver, con mis propios ojos, al pueblo paraguayo, libre de temor, de dudas, luchando por sus derechos, sus muy legítimos derechos, así caigan la lluvia, el granizo o el sol implacable en las calles.

Se escuchan muchas cosas. Tantas cosas. Se escucha por allí y por allá que el pueblo está confundido.

Y bueno: cómo no va a estar confundida la gente cuando ve a sus dirigentes, a aquellos en quienes ha depositado su confianza, pelear con uñas y dientes por un cargo.

Apenas el sol amaga con salir, ya están los zoqueteros de primera hora, distribuyéndose puestos de senadores, concejales, diputados, etc. “Ta, te, ti, este puesto es para ti. Ta, te, ti, este puesto es para mí”, cantan ellos.
Se escuchan montones de cosas. Se dice que la luna es cuadrada y que el sol sale de día.
Se hacen mal las cosas. Se fomenta el asistencialismo, una medida que solo crea dependencia en el ser humano.

En el Paraguay se necesita fortalecer las pequeñas y medianas industrias para crear fuentes de trabajo. Si no se crean fuentes de trabajo, si se estrangula la economía, Paraguay ni siquiera va a llegar hasta la calle Colón.

Y afuera, en el mundo, el bla, bla, bla enternecedor o amenazador.

Y la gente manipuladora utilizando la ignorancia de los pobres.

Se escuchan muchas cosas. Pero yo te digo, pueblo, padre pueblo, hermano pueblo, que si tú no te yergues ofendido contra los abusos con que te dejan sin cáscaras, que si tú no tomas tu lugar en las calles, que si tú te metes, miedoso, en tu casa, mientras otros pelean por ti, te convertirás en polvo. ¡En polvo!

Delfina Acosta
ABC COLOR, Asunción, Paraguay, Lunes 19 de Noviembre de 2007

ABC COLOR

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