Durante
una temporada estuvo en Buenos Aires, pero el Gobierno de la Argentina,
descontento, lo amenazó a través de la Alianza Anticomunista Argentina y
lo envió a Perú, país donde residió durante un breve período, para
regresar nuevamente a Buenos Aires.
Siempre cercado por las sombras de los personeros de regímenes contrarios
a sus ideas comunistas, buscó refugio en Cuba, donde se incorporó al
Consejo de Dirección de Casa de las Américas, y luego en España.
Mario Benedetti (su nombre entero era Mario Orlando Hamlet Ardi Brenno
Benedetti), entre exilio y exilio, escribió en el año 1982 un libro de
poesía que lleva un título explícito: Viento del exilio.
Definitivamente excepcional, fue poeta, ensayista, dramaturgo, guionista
de cine, novelista y ocasionalmente hacía humor.
Quisiera hacer una puntualización sobre su vena humorística. En
entrevista televisiva difundida por un canal argentino —al saberse la
noticia de su muerte—, el maestro confesó que el humor sólo le volvió
al ánimo cuando retornó definitivamente a Uruguay.
Su novela La tregua, que marcó el rumbo de Benedetti dentro de la lengua
hispana, fue editada pasando largamente el número de cien publicaciones.
En relación con esta obra, cabe decir que ella fue llevada al cine por
Sergio Renán. Un detalle muy relevante: La tregua fue candidata a los
premios Oscar que entregó la Academia de Hollywood en 1974 en la categoría
de mejor película extranjera.
EL HIJO DEL BOTICARIO
Nació en Paso de los Toros, el 14 de setiembre de 1920. Su padre tenía
una botica, vale decir una farmacia, y cuando el negocio fue a la quiebra,
a la edad de 14 años, Mario se hizo vendedor de repuestos para automóviles.
No terminó la secundaria. ¿Para qué? Con el caso de la figura
descollante del escritor uruguayo viene a confirmarse el dicho de que por
obra del talento uno es buen fruto, y no por esfuerzo y empeño de las
academias.
Sus poemas sencillos tienen la magia de llegar a un público adolescente
que cree en el amor.
No se puede hablar de simpleza. Su calidad poética se nutría, se nutre,
de la cotidianidad del amor, de la fuerza de las ilusiones que pone en
marcha la voluntad humana.
Si hay un poeta, después de Pablo Neruda, que resalte dentro de la
lectura, ése es el autor de “Testigo de uno mismo”.
Su vasta obra fue traducida a más de veinte idiomas.
Entre ellas, se citan las siguientes: La borra del café, Los cuentos
montevideanos, Poemas de oficina.
Falleció el 17 de mayo de 2009, y estaba escribiendo, buscador insaciable
de sí mismo, de su propio destino y camino, poesías llamadas Biografía
para encontrarme. |