Roque Vallejos, un poeta esencial
Delfina Acosta

Roque Vallejos es una figura capital dentro de la poesía paraguaya. Sobre todo porque su lenguaje abre una nueva vertiente y porque conjuga la intimidad del ser y la nada a través de metáforas incandescentes.

Roque Vallejos estudió en el colegio San José junto a su hermano mayor; era hijo y sobrino de figuras importantes de la época, médicos y abogados renombrados como eran los Pérez Garay; su madre fue una ilustre conocedora de la ciencia y de la literatura; realizó varios estudios en la ciudad de Buenos Aires. Era la nieta del célebre Blas Garay.

Vallejos realizó sus estudios de medicina en la Universidad de Ciencias Médicas de Montevideo. Se especializó en Psiquiatría.

Y fue su acabado conocimiento de la psiquis lo que permitió entrar en los terrenos densos y poblados de tensiones espirituales de los poetas para hacer no solamente una semblanza literaria, sino también una reseña sicológica de las obras de los vates.


Su poesía es desgarradora.

Ella se alimenta del cosmos y de la condición del ser y de las difíciles circunstancias humanas.

Publicó varios poemarios. A mí, particularmente, me gusta aquel que lleva por título Los arcángeles ebrios.
Libros suyos son los siguientes: Poemas del apocalipsis (1964), Los labios del silencio (1986), Tiempo baldío (1988). Intelectual de raza, hizo dos antologías literarias en las que explora el universo literario del Paraguay.

Gabriela Mistral había admirado su palabra poética.

En sus poemas se ubica la esencia del hombre de nuestro tiempo.

El silencio permanente de Dios, los interrogantes que se abren cuando el ser humano viene al mundo, la pasión, en suma, por el verso, marcaron acentuadamente la labor de la poesía en la pluma de uno de los mejores vates del Paraguay.

POEMA

En polvo que rodando
se hará hombre
para iniciar de nuevo
su jornada
sin nacer otra vez,
rumbo a otro cielo
desde su alta mar de ceniza.

Extraña fundación, parto
vacío, resucitado
sueño de la arcilla. Dios
consumido por el triste oficio
de ser la llama de su propia hoguera.

Delfina Acosta
ABC COLOR, Asunción, Paraguay, 10 de mayo de 2009

ABC COLOR

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