A veces cuesta atrapar la memoria de algunos poetas, pues sus versos se han ido desfigurando por el camino y se quedaron dispersos.
Pero
la mente tiende a alentar la figura de los grandes vates. No es extraño,
entonces, que en la edición nº 15 de la revista del PEN Club del
Paraguay, se tomara la figura del recordado José-Luis Appleyard como
referencia.
En un estudio crítico de mucha precisión (la profundidad y la seguridad
de los términos usados en el texto llevan a la lectura a buen puerto) de
Augusto Casola, el lector puede tener una visión amplia de la trayectoria
poética del autor. Pienso que el ensayo de Augusto Casola, llamado
“Aproximación a la obra poética de José - Luis Appleyard” toca el
árbol (raíz, tronco, ramas, follaje) del escritor.
Por otra parte, me gustó sobremanera el breve ensayo del profesor Mariano
Morínigo sobre el hombre que fue, alguna vez, don Quijote de la Mancha,
antes de perder la conciencia, y echar a andar por un lugar de la Mancha.
Me refiero a don Alonso Quijano. ¿No estuvo, acaso, el verdadero autor de
tantos descalabros y aventuras (don Alonso Quijano), relegado a la sombra
de quien saliera a la luz a través de sus empresas contadas por el
inefable Miguel de Cervantes?
