Versos esenciales
a Pablo Neruda
Delfina Acosta

Premio Pen Club del Paraguay

Palabras al lector

Este pequeño libro, dedicado a Pablo Neruda, lo escribí hace más de un par de años. Martes, calor cercano a los treinta y cinco grados, las sienes palpitantes.

Recuerdo que los primeros versos que tracé, fueron dolorosos, inquietos y nerviosos, debido al estado de profunda admiración que sentí cuando terminé de leer Los versos del capitán. Como suele ocurrir, a veces, al poeta, después de una lectura de naturaleza sui géneris, me quedé con un sentimiento de deuda para con el autor. ¿No había sido Neruda, acaso, el poeta predilecto en mi adolescencia, y no me había llevado, después de tantísimos años, al antiguo amor que sentía por su carismática persona, en el orden que hojeaba las páginas de Los versos del capitán ?

Encaminé mi poemario usando un solo estilo que conozco: el del trabajo. Escribí mucho; corregí bastante; creo que seguiría corrigiendo en la medida que vaya leyendo mi obra, pero esto es cosa que a nadie puede importar. Lo importante para mí, y para quien lee estas líneas, es que creo haber llegado a una verdad que quisiera compartir con alguien: no solamente el poeta se debe al arte, sino también a quien hace del arte una gran obra. Neruda, que manejó la palabra como poeta excepcional, fue un hombre nacido para el destino de hierro, no de tiza. Hizo de la poesía lo que muchos quisieron y no pudieron.

Escribir endecasílabos, como yo los he escrito, frágiles, por temerosos a su figura mundial, y apasionados, por la admiración hacia su talla de poeta enamorado, me ha parecido un acto de respeto que no podía seguir postergando. Ahora sólo aguardo que mi libro, con sus Versos esenciales , sean del agrado de Pablo.

25 de setiembre de 2001

Versos esenciales
a Pablo Neruda
Delfina Acosta

Premio Pen Club del Paraguay

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