Literatura oral y popular del Paraguay
Delfina Acosta

La literatura oral de nuestro país es rica y variada como la de otros países, con la diferencia de que el idioma guaraní, de sonoridad armoniosa y de expresión casi picaresca, persiste llamando la atención de los especialistas de la lengua.

En el libro Literatura oral y popular del Paraguay, elaborado por la escritora y poetisa Susy Delgado, con la colaboración de Feliciano Acosta, puede leerse una amplia documentación que da cuenta de la imaginación creadora de la gente del campo así como de las costumbres y creencias arraigadas en el Paraguay.

El texto lleva el sello editorial de Arandurâ.

Me llama la atención -particularmente- la referencia a las creencias que formaban (y tal vez siguen formando) un estilo imaginario imprimido a la conducta de los campesinos.


Recuerdo yo que las gentes vacilaban antes de hablar a la noche sobre la mala visión, pues creían que al mencionarla, un ser fantasmal, un trasgo, un espectro, algún ser despreciable aparecería por el camino del viajero al retornar a su casa.

De aquella conducta crédula, alimentada, obviamente, por la imaginería popular, se desprendían conversaciones por demás entretenidas y propicias para “el trago”, pues eran las hijas mismas del suspenso y del misterio.

El pitogue deja su característica de pájaro para convertirse en un verdadero personaje de las campiñas. Se lee en el texto: “Explican nuestras campesinas que goza de fama de antipático, porque no solamente adivina cuando una mujer está embarazada, sino que se empeña en divulgar el hecho con sus estridentes gritos ‘a los cuatro vientos’, especialmente cuando, por tratarse de una mujer soltera u otro motivo cualquiera, desea ocultar su estado”.

Tiempo atrás, las mujeres, al oír su infatigable parlamento, daban por confirmado que la naturaleza había triunfado en su vientre, y, según su ánimo, se ponían contentas o se entristecían.

Lengua que asombra a los especialistas

Dentro de un contexto tan amplio como es la literatura oral y popular del Paraguay, se citan los mitos como el pombero, el luisón, el yasyyateré, el kurupí, el moñái y otros, que hasta ahora son elementos que por su alusión a lo fantástico, se prestan para la redacción de cuentos y otras composiciones.

La literatura oral y popular del Paraguay responde a una “cultura ágrafa que no desarrolló muchas obras materiales y que en cambio volcó su sensibilidad y su talento en la creación de una lengua que asombra a los especialistas por su riqueza y versatilidad”, expresa Susy Delgado.

La necesidad del individuo de creer en un ser superior, Dios, o en el diablo (ser también superior), lo ha vuelto además creyente en un sentido más amplio y pagano de acciones y seres de naturaleza moldeada por la imaginación popular.

Así, por ejemplo, tiempo atrás se creía firmemente que no debía pronunciarse la palabra víbora, pues nombrarla equivalía literalmente a invocarla.

Se daba por correcto atar con una cinta roja la muñeca del recién nacido para espantar de su presencia las enfermedades y las malas obras del diablo.

Esa necesidad de creer, no solamente en Dios, es común en los hombres.

La creencia de los paraguayos de tierra adentro en determinados personajes de carácter mitológico se fue perdiendo.

En buena hora este precioso libro recupera varios aspectos de la tradición paraguaya.

Delfina Acosta
ABC COLOR, Asunción, Paraguay, 2 de noviembre de 2008

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