José Pérez Reyes 
Clonsonante
Delfina Acosta

Fue presentado el libro Clonsonante, del escritor José Pérez Reyes. El material literario lleva el sello editorial de Arandurá.

Estamos ante los más diversos cuentos, donde florece un lenguaje expresivo.

La máquina que mueve a esta nueva obra de José Pérez Reyes es la fantasía, reforzada con muchas novedades.

Por otra parte, las cosas que son y que pasan en el mundo, los temas humanos por excelencia, son desarrollados -diestramente- en la colección.

Vamos por el cuento que da pie al título del libro: Clonsonante. Esta es la historia de un hombre que pierde el habla repentinamente. Sólo recupera su facultad de comunicarse con los demás mediante el uso de su celular, que resulta ser (pues tiene identificados todos sus datos) algo semejante a su otra persona. Nada es más común en los apurados tiempos que corren que aquellos seres convertidos en adictos al celular.

Se tiende a interpretar al hombre actual a través de la tecnología. El protagonista del cuento Clonsonante es un resumen (valga la expresión) de la era informática y digital. Sus expresiones y costumbres están ligadas al uso instantáneo de las computadoras y otras facilidades de esta época de chips, mensajes y botoncitos.

El final del cuento es un rico bocado literario.

Las cosas naturales, es decir, las cosas del amor, son escritas por José Pérez Reyes con un sentido de vigilia. El autor planifica sus cuentos permanentemente. ¿Por qué? Porque tiene una conciencia completa de lo que significa hacer buena letra. Igualmente tiene conciencia del placer que reporta en el lector la lectura recreativa. En otras palabras, no es un improvisado común y corriente, sino un escritor que lee bastante y busca llevar luces, sorpresas, misterios, planteamientos morales y finales imprevistos a sus escritos.

Sus cuentos van desde el pensamiento del hombre de este siglo, que cuestiona los motivos religiosos de la gente, hasta aquellos divertidos, entretenidos paseos por el ritmo febril de la era digital. Sus personajes aparecen y desaparecen con sus luces de magia y sus penumbras, dibujando una literatura intensa.

Pérez Reyes es un observador atento de este mundo.

Su sentido de la observación le da la oportunidad, al tocar la palabra, de revisar las múltiples manifestaciones humanas: sensibilidad, frivolidad, tristeza, irracionalidad, misticismo, levedad, profundidad, soledad, sumisión, rebelión.

ANCLAURA (cuento del autor)

Me zambullí en el oscuro río, marrón al igual que esta tierra que cada día se vuelve más roja bajo el sol siempre fiel.

Me dejé llevar al fondo como un ancla revestida de un aura para evitar que me ahogara. Había una penumbra envolvente en el entorno. Un gran guante líquido ondulando con la corriente.

Te encontré allí donde supuse que estarías. Me dijiste que este silencio podría ser peor, sin embargo en el fondo estabas bien, aunque bastante sola. Casi nunca pasaban barcos, raras veces canoas.

En la sinceridad llana que confiere la soledad me confesaste que no era tan malo este fondo de barro, al fin y al cabo, más gente se ahoga allá arriba en la dura superficie de la asfixiante ciudad con su remolino de problemas. Algo de razón hay en toda declaración.

La membrana que me recubría comenzaba a resquebrajarse, el aura no resistía mucho tiempo bajo el agua.

No pude evitar volver a la superficie, debía subir como ancla levada para que el barco partiera nuevamente.

En ese ascenso, entre peces ya inertes y objetos sin brío, como una bocanada de aire me llegó el recuerdo de lo que me reveló cuán inmensa es tu alma que no era perturbada ni por estas densas aguas, fue lo último que me dijiste: el alma no va a ningún sitio, el alma es El Sitio; en ella convergen todos los lugares.

Era cierto, lo descubrí subiendo a la superficie, todo estaba en tu alma. aquel río, ese tiempo, este sueño, yo mismo.

Delfina Acosta
ABC COLOR, Asunción, Paraguay, Domingo 26 de agosto de 2007

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