Harris Gaylord Warren
Paraguay y la Triple Alianza
Delfina Acosta

Aun antes de la trágica muerte del mariscal Francisco Solano López, acaecida el 1 de marzo, en Cerro Corá, ya los argentinos y los brasileños se habían instalado en Asunción.

El espectáculo de los sobrevivientes (el 60%) era grotesco. Desnudez, hambre y mendicidad eran el paisaje que aquellos desdichados que habían sobrevivido a la más infortunada guerra mostraban deambulando por las calles de Asunción.

Tratando de hacer algo por la salud y la higiene, el Gobierno provisorio formó el Consejo de Medicina e Higiene Pública. Si el Consejo trató de hacer algo, poca influencia tuvo para paliar la horrible situación que se vivía.

Por otra parte, el cuidado de los difuntos era un problema molesto.

Los refugiados no sólo morían en los caminos que llevaban a Asunción, sino que caían exánimes en las calles, víctimas de hambre y las enfermedades.

La gente arrojaba a las calles la basura, los desperdicios y el agua sucia, a pesar de las amenazas de fuertes multas.

Toda la suciedad del Hospital Argentino se llevaba a la calle mediante un conducto que desaguaba en el río Paraguay. En contrapartida, el hospital naval brasilero recibía elogios por su limpieza.

Mucho antes de que la guerra hubiera terminado, el Consejo de Estado del Brasil estudió las condiciones de paz. En sus primeras deliberaciones, el consejo se ocupó básicamente de cinco puntos: el destino de López, su familia y sus seguidores; los acuerdos territoriales; la formación de un Gobierno provisorio; la influencia brasilera en la posguerra y las reclamaciones de Bolivia sobre el Chaco.

Desde un primer momento, Brasil, con su afán expansionista, tuvo claros los puntos. No ocurrió lo mismo con Argentina. En algunos términos engorrosos en torno al reclamo de los límites entraron Argentina y Brasil a debatir. Todo se disputaba. La mutilación del territorio paraguayo era una constante. Mientras tanto, los paraguayos viajaban a la Argentina, en busca de una segunda oportunidad de sobrevivir, pues el Paraguay había quedado en la más completa ruina.

Debe tenerse en cuenta que el autor del libro halló escasa cantidad de material histórico que le sirviera para redactar el libro (visitando las bibliotecas nacionales). De modo que tuvo que rebuscarse en bibliotecas extranjeras, como la Biblioteca Columbus Memorial de la Unión Panamericana y Archivo Nacional, Washington D.C.

Harris Gaylord Warren dice en el prólogo estar muy agradecido a la señora Marta Gonçalves, directora del Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores de Itamarati.

“Los insistentes esfuerzos para lograr acceso a los ministerios asuncenos merecieron ingeniosas excusas que equivalían a negativas, pero esta es una realidad con la que también deben contar los investigadores paraguayos”, explica el autor.

Delfina Acosta
ABC COLOR, Asunción, Paraguay, 5 de julio de 2009

ABC COLOR

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