Gabriel Impaglione 
Humana Poesía

Delfina Acosta

La poesía de Gabriel Impaglione está marcada por un profundísimo respeto hacia los demás, o sea, hacia aquellas personas nombradas en los momentos de dolor y de desasosiego. Las vidas trazan una espiral de recorridos en su obra, que es –definitivamente– relevante, porque es humana.

La muerte es una presencia visible en sus versos. También las historias políticas, los sucesos mal nacidos que dejan desamparados a los hombres, las mujeres y los niños. Y además el amor, la claridad de los sentimientos. 

El mundo se instala en su poemas que tienen, casi invariablemente, la calidad de una doctrina. Como los versos generosos de Pablo Neruda, sus poemas entran en la vida de todos los lectores. 

BREVE RESEÑA DEL AUTOR: Gabriel Impaglione nació en Buenos Aires en 1958. Dirige la revista literaria Isla Negra. Ha publicado las siguientes obras: Echar pájaros al mundo (1994), Breviario de Cartografía Mágica (2002), Todas las voces una voz (2002), Bagdad y otros poemas (2003). Letrarios de Utópolis (2004), Canto a un prisionero (2005). 

Sus obras han sido traducidas al portugués, italiano, inglés, sardo y francés.

A los treinta mil compañeros desaparecidos

Argentina, 1976 
He visto los hombres trepar a la sombra 
tensando los arneses aún dormidos 
y marchar unidos en el esfuerzo bestial 
hasta montar el sol sobre la sombra 

Entonces salían de todas partes los niños y las 
madres 
y luego los mercados llenaban las veredas 
de silbos y manzanas. 

La alegría de las gestas domésticas 
coronadas por la dignidad del almuerzo! 

He visto largas caravanas de obreros en el alba 
marchar hacia el metal de la sirena. 

Ágiles bicicletas con la vianda, 
la radio colgando del manubrio. 

Hasta que el estrépito de ráfaga 
de cañón maldito 
de horrorosa muerte 
abrió un boquete en cada casa y entró la niebla negra. 

Todo se retorció como un pez en la arena, 
hasta ser tragado por el miedo. 

Desapareció la fábrica. 

También el hombre. 

Y los hijos y los mercados con silbo, y las radios 
que no fueron sino un espejo del infierno roto a 
veces. 

La universidad de Luján fue clausurada. 

Encadenaron la luz en los sangrientos sótanos, 
persiguieron los brotes del canto asesinado. 

El abrazo fue un código secreto, 
la patria un dolor ahogado bajo la tortura. 

Y el sol deseo apenas musitado 
entre los nombres de los que ya no estaban.

Gabriel Impaglione

Delfina Acosta
ABC COLOR, Asunción, Paraguay, 6 de enero de 2008

ABC COLOR

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