Fiebre colorada
Delfina Acosta

Una cosa: Se sabe que la fiebre amarilla puede causar estragos en la población paraguaya. “Hay que vacunarse”, dicen las autoridades sanitarias. La gente, ahora, va masivamente a los hospitales públicos en busca de la vacuna, que ya es de uso racionado. Estamos ante un evidente caso de “fiebre colorada”, pues otra vez el gobierno de Nicanor Duarte Frutos deja al descubierto una política de salud que marcha al compás de la zozobra y de la improvisación.

Otra cosa: En el Paraguay, los candidatos con mayor chance para llegar al Palacio de los López son Blanca Ovelar y Fernando Lugo.

Blanca Ovelar surgió (sin pena ni gloria ) del entorno del sistema gobernante, cuya punta de lanza es Nicanor Duarte Frutos.

Blanca Ovelar representa el continuismo. Ni más ni menos. En términos apropiados, representa la decadencia, pues sus propuestas de gobierno morirán asfixiadas dentro de un sistema que se define como corrupto y prebendario. A esto hay que agregar que ella no tiene popularidad y que el estigma del fraude brillará siempre en su frente con la marca de una cruz.

Fernando Lugo surgió del clamor y del sudor del pueblo. Ergo, apareció de la necesidad que tiene el país de un cambio sustancial. Cada vez es mayor la cantidad de jóvenes y de colorados que se suman a los proyectos de Lugo. Fernando busca poner en marcha un país a la medida de las gentes de los más diversos estratos sociales.

Blanca Ovelar tiene a su favor el aparato estatal. ¿O no es así? Nicanor Duarte Frutos se pasa (desesperado como está, pues el edificio se le viene encima) regalando cargos públicos a políticos que puedan ayudarlo a asegurar la continuidad del coloradismo.

Dicho sea de paso, la ausencia del Estado es dramática en muchos sitios de la República. Muchos buenos proyectos, que hace bastante tiempo hubieran levantado al país, se quedan archivados en los cajones pues no hay interés político. La política gubernamental se ha degradado hasta la grosería.

Por supuesto que las elecciones de abril serán el gran escenario de las ganas de las personas que decidan romper con su voto este sistema.

La carrera por llegar al Palacio de los López ha comenzado ya hace mucho tiempo. Duarte Frutos viene haciendo el papel de operador de campaña. Se vale de cualquier arma y ocasión para sumar puntos para Blanca.

Fernando Lugo hace, muchas veces, una campaña de hormiga: visita los lugares más recónditos e inesperados del país buscando conocer a fondo nuestra realidad social. Un día lo ves en Emergencias Médicas, otro día lo ves donde están los pescadores de tilapia y otro día no lo ves en ninguna parte, pues no se queda quieto y no hay modo de seguirlo.

En definitiva, nosotros, pueblo, con nuestro voto, somos quienes haremos valer la decisión de las grandes masas oprimidas.

No sé si cayó en la cuenta, lector, que mientras el progreso, la educación y la salud son los canales de éxito de los países del primer mundo, los paraguayos continuamos siendo la anónima porción de las grandes masas oprimidas.

Atención: “Los hombres al servicio de la justicia están a las órdenes de Nicanor”.

Y contra esa arbitrariedad, que ofende nuestra dignidad y nuestra inteligencia, debemos rugir.

Somos pueblo, somos más.

Ganaremos.

Delfina Acosta
ABC COLOR, Asunción, Paraguay, 12 de febrero de 2008

ABC COLOR

Ir a índice de América

Ir a índice de Acosta, Delfina

Ir a página inicio

Ir a mapa del sitio