Fichero

Delfina Acosta

Tomarte de las manos, eso quiero, 
a flor de argón y trino, y preguntarte 
si pesa tanta novedad de hallarse 
difunto bajo ficha de cristiano; 
tomarte de las manos y enseñarte 
el nuevo poderío de mis gafas 
-¿no es muy difícil sustraerse al cerco 
de mi sollozo en cuentas, que te duermes?-. 
Amigo, date cuenta de una vez, 
tan cerca estoy de ti, que tú podrías  
llegar hasta mis labios y entregarme 
un mar voluptuoso de detritus. 
Ya nadie nos observa. Ya partieron 
las aves últimas al sur, y haciendo 
saludos con tu estola, se apodera  
un soplo sexual del camposanto.

Delfina Acosta
Del libro Todas las voces, mujer...

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