UN CASO LITERARIO EXCEPCIONAL |
Don Quijote cabalga cada día mejor
|
Por qué el escritor español Miguel Cervantes Saavedra, elige como protagonista de su obra maestra un loco, un hombre que ha perdido el juicio de tanto afanarse en la lectura de los libros de caballería, y acaba -también- siendo un caballero andante? |
Simple.
Es que a través de la razón dividida, la
pasión y el idealismo de don Quijote de la
Mancha, siempre entreverado en desventuras
-que conforme van haciéndose públicas,
empapelan con fama su figura y la de su fiel
escudero, Sancho Panza- el genial Saavedra
ha encontrado el Pensamiento o la Idea del
hombre de todos los tiempos.
En
esta frase se observa cuán grande era la
empresa de don Quijote: imponer orden en las
enemistades públicas, y acabar con su
lanza, a los hombres de ruines acciones.
Salta a la vista que el hablar que el autor
pone en la lengua de don Quijote, es lo que,
en definitiva, ha dado fama imperecedera a
la obra. ¡Cuán acertada contradicción: el
alado lenguaje de Miguel Cervantes Saavedra
se despliega a sus anchas en los apasionados
razonamientos de un hombre que ha perdido
-justamente- el juicio! Por la vía de la
razón pura y elemental, con el agregado de
admiración y sujetamiento hacia un
caballero andante como no ha habido otro en
el mundo, habla el fiel escudero Sancho
Panza. |
Hay cierto espíritu de discípulo obrando
en las humildes personas que buscan aprender
a diferenciar el bien y el mal. Sancho, al
que caracteriza su llaneza, es el ejemplo.
“Sancho se llamó mi padre, y Sancho mi agüelo,
y todos fueron Panzas, sin añadiduras de
dones y donas” (II, 45) sabe que este
gobierno le depararía honor y riquezas;
pero cuando está a punto de alcanzarlo, lo
subordina a su buena conciencia de cristiano
y su fidelidad a Don Quijote. Miguel Salas.
No es moneda común escribir una novela como
la que ocupa estas líneas. Escribir malas
novelas sí.
DEL
AMOR DE DON QUIJOTE POR DULCINEA |
Al final de la primera parte de Don Quijote,
en carcomida letra, según la historia, fue
hallado este epitafio, del Tiquitoc, académico
de la argamasilla, en la sepultura de
Dulcinea del Toboso. Reposa
aquí Dulcinea; De aquella pensante cabeza del caballero de la triste figura, quien tuvo que vérselas con molinos, castillos encantados, monjes y cuánto le deparaba el polvo del camino por donde iba, seguido siempre por Sancho Panza, queda la idea de que el hombre es un desafío para sí mismo. “Los juicios morales son epidemias de los tiempos”, dice el filósofo Federico Nietzche. Ciertamente, Miguel Cervantes Saavedra, no vino a sentar juicios morales; simplemente dejó que su peregrinante don Quijote cometiera errores y más errores para mostrar cuán caro resulta querer mejorar el mundo con el idealismo a cuestas. |
Delfina
Acosta
ABC COLOR, Asunción, Paraguay, Domingo 8 de diciembre de 2002
Ver, además:
Miguel de Cervantes Saavedra en Letras Uruguay
Editado por el editor de Letras Uruguay
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