-
¿Qué autores de obras de teatro te gustan?
-Lorca, y muchísimo. Sobre todo me encanta su gran obra La casa de
Bernarda Alba. Él es un gran dramaturgo de la historia. Murió muy joven.
Si a Lorca no lo hubieran matado, se hubiera transformado en uno de los más
grandes de la historia. También me agradan muchísimo los griegos: Sófocles,
Eurípides. Y Calderón de la Barca.
-La vida es un gran teatro...
- Es exacto lo que dices, porque nuestra situación en el mundo nos
limita. Otro autor que me gusta mucho es Tennesee Williams, el famoso
autor de Un tranvía llamado deseo. Era un escritor extraordinario, que
tenía mucha piedad por los desdichados. A mí me pasa lo que a Tennesee.
Yo soy una persona hipersensible.
-¿Qué poetas son de tu agrado?
-Por ejemplo, el inefable Neruda. Rilke. Me gustan algunos españoles muy
simples, aparentemente, pero profundos. Adoro la poesía de Miguel Hernández.
Él murió joven. Recuerdo un verso suyo: Cortar este dolor con qué
tijera.
-¿Cómo debe ser la poesía, según tu opinión?
- Yo he comprobado que el arte que perdura es lo sencillo. ¿Qué pasó
con las vanguardias del siglo XIX? Casi todas desaparecieron. No
interesaron. Un autor que admiro grandemente es Anton Chéjov. Él es de
una simplicidad extraordinaria.
-¿Qué palabras tienes para los jóvenes que hacen teatro?
-Escribí un libro llamado El decálogo del perfecto dramaturgo. En ese
libro les recomiendo a los jóvenes que lean a los clásicos, y
especialmente que estudien a Chéjov. A mí me parece que lo
extraordinario del arte es lograr contenido sin rebuscamientos. Chéjov es
un autor universal; nunca va a morir. Él se limita a sentar personajes en
el living de la casa para que los mismos mantengan diálogos. Uno se
pregunta: “¿Y esto qué es?” No hay nada para asombrar, no hay cosa
visual que te impacte, sin embargo, en su obra está la condición humana
planteada: el dolor, la búsqueda de la felicidad que nunca llega. Hay una
novelista norteamericana que tiene un título precioso y una novela también
maravillosa: “El corazón es un cazador solitario”. Esta escritora
logró expresar en el título la presencia de nuestro pasaje por este
mundo. Todos somos cazadores solitarios. A veces encontramos un tiempo de
alegría, una tregua, pero la búsqueda de la felicidad continúa.
No sé si alguna vez lograremos alcanzar la dicha. Chéjov muestra eso. Y
lo muestra con simplicidad. No hay rebuscamientos en sus escritos, sino más
bien un rechazo a lo rebuscado, al experimentalismo, a la literatura para
espantar, para asustar (para que la gente diga: “mirá qué original es
este autor”).
Ricardo Prieto estuvo recientemente en el Paraguay y visitó varios
lugares donde está presente la cultura paraguaya. AG Ediciones (del poeta
Luis Marcelo Pérez) presentó su último poemario en la Feria
Internacional de Coronel Oviedo. |