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Carlos Bittar
Paisajes de un mundo aparte
Delfina Acosta

Pretérito, el libro con fotografías captadas por el artista Carlos Bittar, se encuentra en circulación. Forma parte de la Colección Fotógrafos del Paraguay. Es el volumen 1 y fue editado gracias al apoyo del Fondec.   

 Cuánta pobreza, cuántos rostros anónimos devorados por la desolación, van pasando en las fotografías (numerosas, por cierto) que forman o conforman el libro Pretérito, del artista paraguayo.   

Yo creo que la pobreza es elocuente. Pero cuando es captada por una lente fotográfica de oficio, adquiere otros relieves, pues forma un paisaje largo, infinito, que nos va mostrando el lado oscuro de una sociedad donde los marginales viven apiñados, con la frente marcada por un destino tan injusto como inmerecido.   

Hay una fotografía que hizo Carlos Bittar de un hombre sin edad que arregla, por así decirlo, los cordones del zapato de un niño. Ambas expresiones son fuertes, implacables, y tienen un mensaje de orfandad, y de tristeza, y de oscuridad.   
Pero el rostro del niño, ah..., el rostro del pequeño, entre adormilado y agotado, no puede sino causar una suerte de respeto. Y también un estado de conciencia. Quién sabe cuántas noches y días de repetido cansancio, de infancia reprimida, pasaron por esos ojos entrecerrados.   

La gente entregada a la pereza de un mundo sin color y sin vida, los viajeros de un tren que se recuestan sobre la indiferencia de un viaje que siempre es el mismo, los vendedores callejeros, los seres humanos que se rebuscan entre la basura maloliente para encontrar algo, cualquier cosa que les sirva para sostener sus días opacos, son los personajes de este artista indiscutible que es Carlos
Bittar.  
Por ahí hay un hombre que va llevando sobre una carretilla un ropero, una niña con el cabello largo sacudido por el viento que rema una canoa, un hombre con el rostro curtido que observa la lejanía desde la ventanilla de un tren, dos hombres sentados sobre un banco (el de la izquierda, en actitud pensativa) y el otro, tumbado por el sueño. En fin, tantos momentos de la pobreza son captados por la cámara fotográfica, y con un acierto asombroso, plural, que esta colección de muestras del libro Pretérito nos ayuda a comprender una humanidad que antes no se nos había presentado tan lacerante y dolida ante nuestra mirada.   

Hay un mundo, mejor dicho un paisaje terrible, que el artista nos va mostrando.   

Los hábitos alterados de la gran masa que está destinada a vivir dentro de un clima sórdido, gritan (y sus gritos son desgarradores) en casi todas las imágenes.   

Los elementos que dan vida a las distintas escenas son parte de la existencia de un universo que destila purulencia.   

 
No hay registro de esperanza alguna.   

Están registrados en el libro sitios como Tablada, La Chacarita, el vertedero Cateura, donde los gancheros hacen su mecánica faena diaria.

Fin de fiesta

Ya está, aquí llegamos,   
tú con la cifra suficiente   
de vértigo y de vino   
en tu sangre veloz,   
desaprensiva,   
y yo según costumbre   
con un escozor de lamparilla   
en el lado del corazón.   

pero no importa,   
hemos arribado,   
acá somos lo que queremos ser   
en la noche sucesiva,   
ni el hilo de un dios podría pasar entre nosotros,   
ah ejecución morosa,   
ímpetu doble que va desde el suspiro
hasta el clamor, hasta el gemido   
y el triunfo simultáneo de los cuerpos.   

 Lo que resta se conoce:   
eres apenas un silencio más,   
una muchacha más,   
aun el aire está exhausto,   
harta y amarga el ánima.   

El regreso, aislado,   
vadeando el alba,   
con tu vano aroma todavía,   
con mi ventana rota,   
con tu nombre vencido,   
con las soledades que me tocan.   
Carlos Villagra Marsal  

(Madrid-1958)

Delfina Acosta
ABC COLOR, Asunción, Paraguay, 29 de Mayo de 2010

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