Antes del olvido

Delfina Acosta

Acaso es tarde.

No importa ya 
que con favor del diablo
coloque mis jazmines en la acera,
mi zapato de tierra
en la ventana,
y me quede 
en cuclillas, 
aguardando,
que alguien golpee de una vez mi puerta.

No importa ya que con las gotas
de un día que en la fiesta fue lluvioso,
yo moje mis cabellos y mejillas
y me quede sentada, 
parpadeando,
sobre el sillón de mimbre en la penumbra.

Acaso es tarde.

Acaso el tiempo 
me llegó de golpe
por andarme de madre,
por andarme de hija,
y este fuego nocturno 
que sube por mis huesos,
este aullido feroz 
que levanta mi sangre,
ya no son señales
para llamar a nadie.

Delfina Acosta
Del libro Querido mío

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